Parece paradójico, pero lo real es que sin hablar decimos mucho más de lo que el común de la gente cree.

Ocurre lo siguiente: fue necesario que pasara mucho tiempo para que la humanidad se inventara las palabras. Antes de ese maravilloso “artificio” estábamos obligados a comunicarnos con todo el cuerpo.
Para ese tiempo, todavía no habíamos desarrollado el neocortex o cerebro prefrontal. En ese entonces operábamos teniendo como centro de mando las partes más primitivas de nuestro cerebro: la reptiliana y la límbica.

En la reptiliana se controla asuntos como la respiración, la presión sanguínea, la temperatura, etc. La límbica se encarga de sentimientos como el miedo, la felicidad o la rabia, entre otros.
Como se puede deducir, esa parte “se gobierna” y emite mensajes que muy escasas personas logran controlar. Es así como la inmensa mayoría de seres humanos decimos sin hablar. Es lo que los estudiosos llaman “lenguaje no verbal”.

Posted in En Conexión

Las Más leídas