La comunidad haitiana aquí supera con mucho el millón de personas, que viven de trabajar en todo tipo de cosas, especialmente en la agropecuaria y la construcción, además de limpiar vidrios, vender chucherías y pedir en las calles. Por supuesto, hay también estudiantes, profesionales y empresarios. Pero no vemos que se manifiesten sobre lo que ocurre en su país, ni vemos sectores organizados (trabajadores, mujeres, jóvenes, empresarios, profesionales, artistas y religiosos) que hagan de esa diáspora un poder capaz de incidir en la gran solución que demanda su país… (Eso hace falta. Por ellos y por nosotros).

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