Como si fuera cualquier cosa, un grupo de policías haitianos penetró a Dajabón (a pesar de la estrecha vigilancia, el sonado “muro” fronterizo y las resonantes advertencias patrioteras) para castigar impunemente a los comerciantes haitianos que compran aquí lo que su gente consume allá. El Gobierno (el nuestro, único en la isla) lamentó el hecho con rabia y advirtió a los haitianos sobre las consecuencias que tendría la repetición del hecho…(Pero falta saber algo importante: no ha dicho si ordenó trancar, cancelar o degradar a los soldados que dizque “vigilan” el lugar más concurrido de la frontera).