Esta vez dediqué las horas más gozosas de mi domingo a la cubanísima Olga Guillot y su derroche de emoción en cada canción, su excelente dramatización del verso musical; su impecable expresión del tono en lo mínimo y lo máximo de su voz; su amplio repertorio sin desperdicio, siempre puesto para el amor. De ahí su permanencia en el gusto musical de tres generaciones de buenos melómanos, incluyendo nada menos que a Fidel Castro, que cuando en algún rato libre optaba por escuchar sus canciones, siempre advertía: “¡Cuidado quien me quita a esa gusana!”…(Es decir, exiliada enemiga de la Revolución Cubana).

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