Ahora que muchos despelotan contra la seguridad social, sépase que aquí muere una de cada mil mujeres al alumbrar en las clínicas privadas, donde 90 por ciento de los partos son por cesárea (lo que no debería pasar del 15%), que cuesta de 25 mil a 60 mil pesos, mientras uno natural cuesta máximo 15 mil, desde los dolores hasta que el bebé llega sin saber lo que le espera. La razón (o sinrazón): no hay control sobre los servicios médicos privados. El chamán de la tribu es inmune a toda ley. Pregúntele al respecto al ministro de Salud, y su segura respuesta será: “No sé de lo que usted me habla”.

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