En 1999, en tiempos del generalote Pedro Candelier, Norge Botello, Secretario de Interior (y dizque “Policía”), me invitó a asistir a una de las tantas comisiones de reforma policial que hemos tenido (todas inútiles), y en cuando pude pregunté lo que sigo preguntando, sin obtener respuesta: “¿Para qué tantos generales y demás ridículos rangos militares? ¿Para qué mantener esta anacrónica militarización trujillista de lo que debería ser un organismo eminentemente civil, bien tecnificado y con simples capitanes e inspectores en sus mandos operativos?”…(Me cortaron los ojos y jamás me volvieron a invitar).

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