En 1930 el ciclón San Zenón, que devastó Santo Domingo de Guzmán (¿Quién sería ese tal Guzmán? ¿Su primer propietario?), fue una bendición para Trujillo, pues propició que ese novel presidente de la anémica República se constituyera en el gran dador, sembrando así los cimientos de su larga dictadura. Pero que tengan mucho cuidado los calenturientos que piensan que Danilo puede prolongarse en el Palacio Nacional, so pretexto del ciclón Coronavirus. Que recuerden que San Zenón fue justo 90 años atrás… (Y como el tiempo no ha pasado en vano, aquí podría armarse la de no te menees).

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