Cuando el sol llegaba a su ocaso y el expresidente de la República, Danilo Medina, recogía sus últimas pertenencias en lo que era su despacho en el Palacio Nacional, entregó vía satélite la reconstruida carretera el 15 de Azua-Cruce de Palo Alto, en Barahona.
La mejora en esta obra de aproximadamente 60 kilómetros, fue iniciada en su primer período 2012-2016, en uno de esos contratos extraños con la constructora Rizek.

Varios años después esta empresa no tuvo la decencia de concluir sus trabajos, haciendo pasar vergüenza al presidente Medina, que debió ser muy amigo de esta gente, que ni siquiera se le quejó en público, como hizo con contratistas de otras obras como los casos del mercado municipal de Azua o la Presa de Monte Grande.

Pues los Rizek no sólo le “sacaron la lengua” al Presidente Medina, dejando sin concluir los trabajos, sino que hicieron un tollo en varios tramos.

En algunos trayectos la obra se parece a esos pantalones viejos llenos de parches y la señalización fue dejada manga por hombro. Ahora se ven algunos obreros pintando a “mano pelá” algunos tramos, pero nada de trabajos en la señalización vertical.

El mayor desastre se presenta en la conocida zona de los “Cuatro Vientos”, donde cobraron millones de pesos en un encache para “evitar” derrumbes.

Dos gotas de agua cayeron y todo se ha ido a pique, una estafa.
Urge que el presidente Luis Abinader y el ministro de Obras Públicas, Deligne Ascención, investiguen este fiasco y pongan las cosas en su lugar.

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