¡Vaya! Parece ayer cuando iniciamos el 2021, después de ver pasar un año 2020 donde estuvimos acorralados de temores, aciertos y desaciertos en un mundo en el cual por primera vez nos mantuvieron a todos en condiciones de encierro jamás imaginadas. La añoranza de la venida de este parecía interminable finalización del anterior. Si bien es cierto que de manera global se manejó todo con muchas incongruencias, sea por desconocimiento o no, fue un año de pesadilla. Finalizamos el 21’, para lo cual faltan unos días, creo, exitosamente,superando a países desarrollados, aquellos que han sido el sueño de una gran parte de los dominicanos, tanto es así que la frase “esto no es un país, no sirve para nada” era cotidiana en la boca de muchos durante décadas, sobre todo las nuevas generaciones, cualquier otro era mejor. Sin embargo, en medio del“subdesarrollo”, carencias de muchas cosas que a ellos les sobra, salimos adelante, tanto en el aspecto salud, como en la sobrevivencia de nuestra economía. “Sorpresa” para aquellas grandes naciones, con todos los medios económicos, científicos, tecnológicos, estamos considerados uno de los que mejor han manejado la crisis sanitaria. En escritos anteriores hemos resaltado cómo la idiosincrasia nuestra y cultura de supervivencia ante cualquier situación que aparezca nos ha servido de mucho en nuestra salud mental y, como consecuencia, la respuesta positiva en la salud física. No eres lo que comes, eres lo que piensas, y la forma de pensar nuestra es salir adelante. En cuanto a esto, podemos ver, aunque no se ha resaltado, en comunidades de escasos recursos y lejanas, especialmente por experiencia con algunas de la región sur, cómo no se dieron crisis de salud,apenas uno que otra caso aislado sin grandes consecuencias, manejados por médicos con muy poco a su disposición pero con un compromiso hipocrático. Nuestra clase médica, en su gran mayoría, ha dado el todo por el todo y un poco más,utilizando precisamente todo lo que en su experiencia profesional por años y décadas les ha dado resultado aplicándolo a esta situación. Algunos hasta contradiciendo y desafiando con la finalidad de sanar, y educar a sus pacientes para prevención de otros. Termino esta semana resaltando la mano de quien verdaderamente tiene poder sobre todo lo creado, nuestro Dios, aquel que en Su misericordia sabe que somos un pueblo de fe en Él. “…la razón humana puede descubrir, a través de las cosas creadas, las perfecciones invisibles de Dios: su eterno poder y su divinidad…” (Ro 1:20, BLPH).

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