Durante largos años, aplicado a mi vida personal, desde el primero al último día de diciembre, en oración hago una revisión de cómo ha sido mi relación con Dios y, por ende, hacia los demás. Es una forma de hurgar en mi interior con la única finalidad de ver si mi conducta y acciones están acorde con lo que a Dios le agrada o si le niego con ellas. El cristianismo no es solo hablar de Él, estudiar la Biblia, es más, dirigir desde un púlpito o un canal de TV o YouTube, escribir como hago; no, sino más bien mostrar a Cristo, quien siendo Dios hecho hombre se humilló a lo sumo que fue la muerte en Cruz (la vergüenza más grande de la época), como sacrificio por cada uno de nosotros, y quien a través de su resurrección nos permite ser redimidos por su gracia.

En la cultura occidental es celebrada la Navidad, independientemente de si Jesús nació en diciembre o no, es la fecha donde aquellos que creemos en Él y hemos entendido la grandeza, el poder y la majestad sobre todo lo creado. Nuestro país, República Dominicana, es una nación creyente, donde desde la más alta esfera, grandes profesionales en áreas como la medicina, psicología, ciencias en general, hasta el más humilde, reconoce en su caminar la gratitud por Cristo Jesús, cuya esencia es el amor.

No se puede explicar en términos humanos el sentimiento especial generado en esta fecha del año, aún los escépticos, si revisan sus vidas, hay algo diferente que combina sentimientos de alegría, a veces tristeza, precisamente al descubrir que necesitamos al iniciar el año que se avecina superar el anterior en ser mejores.

Suelo utilizar vivencias cotidianas a través de las cuales se pueda uno ver en una especie de espejo, donde se reflejan en ocasiones actitudes que no queremos, pero sí tenemos necesidad de sacar de nosotros. “¡Usted no sabe quién soy yo! ¡Hey, no se meta conmigo! ¿Escucha? ¡Usted no sabe quién soy yo!”, repite de nuevo la señora, alta, fuerte, pero, más que esto, fue la respuesta corporal, acompañada de una mirada aplastante y soberbia hacia mí de esta otra cliente en una empresa de servicios, por solo pedirle el favor de colocarse su mascarilla.

Momento esencial y ver, ¿pídeles a los que te rodean paciencia, tolerancia, apoyo, humildad y especialmente amor de Cristo, quien dividió la humanidad en antes y después de Él? Inténtalo, si no lo has hecho.

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