Un salón de belleza pareciere un lugar superfluo, sin embargo, para la gran mayoría de nosotras es parte de nuestra cotidianidad, la cual complementa la agenda de nuestras vidas. Esta semana, cuando llego al recibidor como cada semana acudo, encuentro una transformación física en una joven, tanto de su cuerpo (ya que adelgazó muchísimas libras), como un corte de pelo súper moderno, y qué no decir del color de este. No la reconocí, aun habiéndola visto durante varios años con cierta regularidad. Esto es a lo que la mujer de hoy le llama cambio radical. Esta expresión se ha vuelto común en conversaciones entre amigas, para el cual a veces se acude a cirugías estéticas (en ocasiones sometiéndose a latos riesgos de vida y hasta pérdida de esta), dietas rigurosas, modificación total de patrones de vida, como empezar a caminar, ponerse al gimnasio, entre otras. Sin embargo, el lenguaje no verbal, sobre todo la mirada en la persona del ejemplo, mostraban tristeza y desencanto. ¡Qué paradoja!

Son muchas las mujeres identificadas con esta situación, hasta hombres, que creyendo que con una renovación de imagen y condición física podrían cambiar sus vidas, llenar sus espacios vacíos, y no solo esto, sino hasta el hábitat donde viven, colores, formas, estilos que a veces ni siquiera se parecen a su personalidad, para llevar las tendencias del momento, sustituyendo incluso por cosas de menor calidad, regalando o rematando las otras. No obstante, logrado esto, descubren estar peor y continúa la búsqueda. Aquello que buscas y pretendes transformar jamás lo encontrarás en lo exterior, está muy cerca y fácil de lograr, ¿sabes dónde?, hurgando en tu interior, de aquellas cosas que sólo tu mismo, en ocasiones con ayuda de un profesional si fuere necesario, podrás descubrir y resolver, y así obtener, sino un “cambio radical”, una adecuación y aceptación a ti mismo tal cual eres, con virtudes y defectos, estos últimos buscar la forma de cómo llegar a corregir y en ocasiones eliminar.

Y quiero dejarles como punto de análisis las siguientes citas bíblicas: “Sobre todas las cosas cuida tu corazón, porque este determina el rumbo de tu vida”. (Proverbios 4:23). “El corazón alegre hermosea el rostro; Mas por el dolor del corazón el espíritu se abate”. (Proverbios 15:13). “No se interesen tanto por la belleza externa: los peinados extravagantes, las joyas costosas o la ropa elegante. En cambio, vístanse con la belleza interior, la que no se desvanece…” (1 Pedro 3:3-4).

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