“Durante todo el año he estado haciendo pagos del pasaje aéreo para visitar mi familia en Navidad”; “aunque tengo para el pasaje, no tengo para llevar nada”; “llevo tres años comprando cositas para mi viaje a Santo Domingo; ya he podido llenar varias maletas. Llevo cinco año que no veo a mi familia, pero ahora voy”; “aquí en España duré cinco años haciendo los papeles y llevo cuatro después de tenerlos. Me da vergüenza llegar sin nada, apenas tengo para llevarle algo a mis hijos”. Todas estas expresiones las he escuchado por décadas en diferentes países y continentes a los cuales he tenido la oportunidad de visitar, donde el único anhelo y mayor sueño de esas personas es venir a República Dominicana a ver su familia, amigos y relacionados, con una añoranza tal que en ocasiones no he podido evitar que mis ojos se llenen de lágrimas, colocándome en el lugar de ellas. “Hablo en femenino”, ya que he podido confirmar que la gran mayoría de emigrantes en busca de una mejor vida para ellas y sus familias son mujeres. Recuerdo una vez en un vuelo de Madrid a Santo Domingo, venía a mi lado una mujer no mayor de 40 años con una gran euforia, a quien pregunté por qué estaba tan contenta, cuya respuesta, con lágrimas en los ojos, fue: “Dejé el pequeño de dos años, el siguiente de cuatro y la mayor de ocho, y no había podido venir hasta ahora. Siento que tengo tres días en este avión, de la ansiedad de verlos.” He visto un elemento común en mis vivencias, y es que muchas veces vienen a ver su familia por la cultura de creer que es necesario venir lleno de regalos para todos los miembros de la familia y allegados, y lo vimos en una de las expresiones citadas anteriormente. Se debe romper con este paradigma de “no voy con manos vacías” y entender que se esperan lleguen llenos de abrazos, caricias, de manera muy especial para esos hijos, que hoy con la tecnología pueden verte a diario a través de una videollamada, con lo único que se conforman hasta que llegue el momento que con brazos abiertos añoran, tu presencia física. No bastan las remesas, ni la caja con comida y ropa, ten por seguro que etapas como estas, período de Navidad y Año Nuevo, cambiarían todo por poder verte y tenerte cerca. Es un regalo doble, también para ti.

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