Cuando hay voluntad política las acciones del Estado y los órganos que lo conforman transitan con efectividad todas las instancias y, al final, los objetivos perseguidos tienen un desenlace positivo para la colectividad.
Parece que las nuevas autoridades encabezadas por el presidente Luis Abinader tendrán que seguir los pasos iniciados por el mandatario para dar cumplimiento a las promesas de campañas y a iniciativas que ha tenido desde que asumió las riendas del poder en agosto de 2020.

La gente siempre reclama la falta de interés de los gobernantes en torno a la efectividad en el manejo de la cosa pública, pero ahora tenemos la oportunidad de demandar, con esperanza de atención, que la Administración Pública mejore en los niveles esperados, incluyendo una justicia funcional y una burocracia más flexible y asequible.

Si en el mediano plazo el Gobierno logra enderezar algunos entuertos, disminuir la corrupción, garantizar la inversión, salud, educación, vivienda, alimentación, agua potable, libertad de tránsito, control de la delincuencia y castigo ejemplar a quienes transgreden las leyes y la Constitución, comenzaremos a ver materializado ese anhelo.

Siempre hemos planteado que, cuando se quiere se puede y, ahora es el momento ideal para recobrar los valores de la nacionalidad, rescatar los símbolos patrios, el respeto a nuestros héroes y devolver a los dominicanos la fe y la confianza.

La crisis que ahora nos agobia, como al resto del mundo, podría convertirse en una oportunidad para convencer a la población, a los distintos estratos sociales, sobre la necesidad de contribuir y comprender que el país es de todos y si hay voluntad política para mejorar, ganamos todos.

Los dominicanos, pese a los lamentos y reclamos, añoramos nuestro terruño y doquiera estemos, queremos siempre poder volver con garantía, libertad, respeto y eterna expresión de amor que nos caracteriza. Si hay voluntad política, aprovechemos el momento.

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