El gobierno recién inaugurado del presidente Luis Abinader Corona, debe apartar, con exclusividad, un capítulo de su gestión, para volcar, no solo recursos, sino el esfuerzo de sus funcionarios a rescatar el campo y los recursos naturales.
Es loable que el joven mandatario haya tenido la visión de centrarse en ejes de primera magnitud, como la Salud (en época de una terrible pandemia), Educación y Turismo, relevantes en la generación de riquezas y de divisas, para nuestra marchita economía.

Sin embargo, luego de la Pandemia del covid-19, las grandes deudas y los déficits que, por naturaleza se acumulan, será preciso mantener los niveles de paz que se perciben, a partir de una sostenida y sustanciosa inversión en el campo, para que la población, en medio de la crisis, no pierda el más elemental de los derechos: “Comer”.

Pero, además de la inversión sostenida en programas de siembra de los rubros de mayor consumo, el apoyo técnico y la supervisión estricta de su ejecución, es preciso preservar el Medio Ambiente y los recursos hídricos, que han sido socavados en los últimos años, por los depredadores del erario y sus cómplices.

Hay que estructurar y ejecutar un programa conjunto de los distintos sectores que convergen en la protección del legado de la madre naturaleza, como son el INDRHI, Agricultura, INAPA, IAD, Medio Ambiente y el Ministerio de Defensa, para rescatar los bosques, ríos y arroyos, de manos los depredadores.

Si “Comer es Primero”, hay que prestar atención a esta parte, porque una población atacada por el hambre no razona y los niveles de sus actos pudieran ser incontrolables, sobre todo, en una época en que la gente poco importa y la sociedad pierde fortaleza en sus valores.

Este tipo de acción, con una supervisión directa y celosa del propio presidente de la República, pudiera ser la mejor medicina preventiva ante los acontecimientos difíciles que le esperan al país y al mundo. Volvamos al campo.

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