Para la mayoría de los gobiernos dominicanos en la historia republicana la inversión en agua potable no ha sido una prioridad, en razón de que no se ve, no es de relumbrón, ni puede presentarse como logro de gestión en las campañas políticas.

Sin embargo, de acuerdo con las informaciones que leemos cada día, en la gestión del presidente Luis Abinader, a través del Instituto Nacional de Aguas Potables y Alcantarillados (Inapa) hasta el momento supera los 23 mil millones de pesos sembrados en acueductos, obras de toma, instalación de tuberías de bombas de succión y en saneamiento.

En estos tiempos, al menos la tercera parte de la población mundial afronta serios problemas de acceso al agua potable y en República Dominicana, al ritmo que llevan los funcionarios del Inapa con su director ejecutivo a la cabeza, Wellington Arnaud; con el respaldo del presidente Abinader, seremos una nación privilegiada.

Los gobiernos del mundo expresan constantemente su preocupación por el cambio climático, sus efectos negativos para el porvenir y el recurso agua es de marcada importancia porque se traduce en salud, higiene y vida.

De acuerdo con los datos servidos, hay más de 400 proyectos en ejecución en casi la totalidad del territorio y otras partes en colaboración con las denominadas “Coraas”, lo que indica que si se continúa con ese ritmo, al final de cuatrienio, el país podrá tener suministro de agua en los rincones más apartados.

Siempre hemos de recordar los consejos que al respecto ofrecía el preocupado ciudadano y empresario radiofónico, Pedro Justiniano Polanco “Don Pepé”, sobre todo cuando hacia hincapié en que “el agua es vida, no la desperdicies”, un detalle que debemos tomar en cuenta ahora.

Hasta el momento, alrededor de dos millones de personas se han sumado al privilegio de tener agua potable de calidad y esta es una acción que debemos saludar como buenos dominicanos. ¡Al César lo del César!

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