A propósito del Día Mundial del Agua sería razonable hacer algunas reflexiones que permitan validar la importancia de este recurso para la humanidad y lo significativo que es invertir para que cada ser humano tenga acceso a las bondades de este don divino.
En República Dominicana, el empeño de las autoridades ha sido sobresaliente con inversiones de miles de millones de pesos en obras para preservar y controlar el agua, así como para el saneamiento y suministro a la mayor parte de los hogares del país.
En este caso, las preocupaciones y acciones para que millones de dominicanos y residentes en el país puedan recibirla en sus hogares y negocios, han sido colocadas, sobre todo, en el Instituto Nacional de Aguas Potables y Saneamiento (Inapa), cuyo director ejecutivo, Wellington Arnaud Bisonó, dedica noche y día a cumplir con este gran compromiso delegado en él por el presidente Luis Abinader.
Como organismo rector, el Inapa junto a las denominadas Cora, las cuales funcionan en algunas provincias, ha tomado en serio la tarea y el país comienza a expresar su satisfacción por la mejoría en el servicio.
Sin embargo, el compromiso de la sociedad debe entrar ahora en la cadena que se requiere, para que el recurso agua no se agote definitivamente. Es decir, hay que proteger los bosques y las reservas naturales que contribuyen a su producción y mantenimiento, hacer uso racional, disminuir los lavaderos ambulantes, las averías, pagar el servicio y pensar que todos debemos luchar por preservarla.
La depredación criminal y el uso irracional del agua, así como la poca conciencia ciudadana en este sentido, son factores que pesan en las dificultades que deben afrontar las autoridades para dotarnos, como Dios manda, de agua potable de calidad.
Cuando contamos con este recurso mejora la salud, la economía, la calidad de vida y la higiene de los hogares. El país también recibe su cuota de beneficio con ciudadanos más sanos, felices y colaboradores. ¡El Agua es vida!
