El discernimiento consume energía pero ahorra tiempo, calamidades, incluso dinero, y nos invita a observar desde las raíces y a comprender desde la profundidad. Algunos nunca cambian su esencia, solamente de táctica o posición, moviéndose hasta convencerte de que cambiaron y en el momento más inesperado, ¡zas! vuelven a las mismas.

Discernir es conocer quien no cambió, quien simplemente perdió la máscara, maquilló sus actitudes y esperó su mejor momento. Mi abuelo decía que es conocer al cojo sentado y al ciego durmiendo. Quienes disciernen descartan lo absurdo, aman lo justo y escogen lo correcto, no se apegan a lo que les apaga ni deciden desde la oscuridad… Han entendido que los listos piensan, los inteligentes reflexionan, pero así como la raíz sustenta al árbol, el discernimiento sostiene al sabio.

Posted in Rosas para el alma

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