Mucha gente necesita llegar al borde del abismo para entender el real peligro, o tocar fondo para empatizar con los llamados perdedores, o requieren una bocanada de aire en la cima para saborear el precio de las cosas.
La falta de conciencia les impide obedecer llevándoles a morder la manzana de las consecuencias. Cuídate de tanta empatía con faros del camino ancho, porque es en la noche oscura de las realidades que las verdaderas estrellas muestran su fulgor. Observa y toma nota: “…por no haber querido recibir (el amor de la verdad) para ser salvados. …Dios les envía un poder engañoso, para que crean a la mentira, a fin de que sean condenados todos los que, lejos de creer a la verdad, se deleitaron en la injusticia”. 2 Tesalonisenses 2:10.