¿Cuántas dosis de dolor son necesarias para comprender una verdad? Aprender por dolor, no por amor es algo de lo que podemos ser los únicos responsables. Las buenas, oportunas y dulces maneras de compartir una verdad pueden ser inefectivas para quienes no toleran otros puntos de vista.

Es semejante a colocar un foco encendido en las pupilas de un ciego. El refrán dice “no hay peor ciego que quien no quiere ver, ni peor sordo que quien no quiere oír”… Entonces la ceguera no comienza cuando volteamos la cara sino cuando cerramos el corazón.

Los ojos de la razón miran las realidades pero los del corazón las entienden, viendo lo que otros no.

Posted in Rosas para el alma

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