En diez años, las áreas protegidas del país, en las zonas de uso público, han sido visitadas por 12.9 millones de personas, según cifras oficiales
Las áreas protegidas de República Dominicana, en las zonas de uso público, atraen cada vez mayor atención e interés de los visitantes nacionales y extranjeros, un indicativo –según el número de gente que frecuenta esos espacios- de la importancia dada al turismo ecológico.
En marzo del pasado año 2020, cuando la pandemia por coronavirus provocó por varios meses una parálisis de las actividades económicas y de toda índole en el país, incluyendo el turismo, los parques nacionales, reservas científicas, santuarios de mamíferos marinos, monumentos naturales, y refugios de vida silvestre y muchos otros habían recibido la visita de 201,916 personas. De ellos, 39,578 eran nacionales y 162,338 extranjeros.
Pero vistos de manera global en los últimos diez años, esos espacios, propicios para la recreación, el conocimiento y para “refrescar la vista” y los sentidos, han sido visitados por 12 millones 982,494 personas, de acuerdo con una sumatoria realizada por elCaribe, tomando como base las estadísticas oficiales del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales.
Entre los años 2007 y el 2011 las visitas a los citados lugares habían sumado tres millones 955 mil 785 personas. De esa cantidad, tres millones 332 mil 396 visitantes fueron extranjeros, es decir, el 84 %.
El país ha sustentado su turismo en el concepto “sol y playa”, en la modalidad “todo incluido”, por muchos años. Una parte de esa oferta puede conseguirse en otras partes del mundo. De ahí que desde distintos ámbitos se resalta la necesidad de diversificar mucho más el menú y destacan las condiciones naturales y de clima que posee República Dominicana país para lograr ese propósito.
Los parques nacionales existentes son: Armando Bermúdez, José del Carmen Ramírez, Nalga de Maco, Valle Nuevo, Sierra de Bahoruco+Pelempito, Los Haitises, del Este, Submarino La Caleta, Jaragua, Lago Enriquillo e Isla Cabritos y El Morro. Las reservas científicas son: Villa Elisa, Ébano Verde, Loma Quita Espuela y Loma Guaconejo.
Los santuarios mamíferos y marinos visitados van desde Bancos de la Plata y de la Navidad, hasta Estero Hondo.
Los monumentos naturales son: Cabo Francés Viejo, Isabel de Torres, Pico Diego de Ocampo, Bahía de las Calderas, Isla Catalina, Lagunas Cabarete y Goleta choco, Salto de la Damajagua, Río Cumayasa y Cueva Las Maravillas, Salto del Limón, Cuevas de Borbón o del Pomier y Salto de Jimenoa.
Los refugios de vida silvestre son el Padre Miguel Domingo, Fuerte (Cachote, Bahoruco Oriental), Laguna Redonda y Limón, Ría Maimón, Laguna Cabral o Rincón, Cueva de los Tres Ojos de Santo Domingo
Datos de hace varios años -del Departamento de Ecoturismo de Medio Ambiente- indican que en el país existen 124 áreas protegidas. Las áreas protegidas son lugares donde no pueden ingresar muchos autobuses de excursión, sino que hay normas que regulan esas áreas y las actividades en ellas para que puedan ir grupos. Por lo menos así era hasta que llegó la pandemia de covid-19 y varió todo, especialmente lo que implica aglomeraciones. En las áreas protegidas hay espacios de uso público donde se permite la presencia de los visitantes. Son lugares habilitados con senderos, con barandillas y baños, entre otras facilidades. Las áreas protegidas tienen distintas categorías de manejo. El más frecuentado (según un corte numérico hecho antes de la llegada de la pandemia, en marzo de 2020) es el Parque Nacional del Este.
Dentro de las actividades realizadas por las personas, en el segmento de turismo ecológico, figuran la observación de aves y plantas, las montañas, los baños en los saltos de agua, paseos por los lagos de las presas y la pesca, entre otros.
La provincia Barahona ha sido considerada una de las zonas más hermosa y con la biodiversidad más grande en el país, pero opciones hay muchas más para elegir en el territorio dominicano.
En el caso Barahona, el hecho de que haya poca infraestructura turística posibilita que las playas y su entorno se encuentren vírgenes. Esta zona es ideal para los visitantes que viajan por cuenta propia y los amantes de la naturaleza. Adicionalmente, dentro de la oferta del país, están las cuevas existentes, como las de Comedero y Caballero, en la provincia Sánchez Ramírez, que suelen ser poco frecuentadas y conocidas, pero están ahí, para cuando los turistas se animen a ir tras ellas.
Baños naturales y presas
En la provincia Monte Plata existen algunos baños naturales que pueden ser explotados turísticamente, sin afectar su entorno, ni la naturaleza. Otra importante fuente para el turismo y no se aprovechan al máximo son las presas. Allí puede promoverse la pesca y algunos deportes acuáticos que atraen público.
En República Dominicana, se comenzó con la construcción de grandes presas desde principio de los años 70, del siglo pasado, cuando el entonces presidente Joaquín Balaguer dio inicio a la presa de Tavera y luego a la de Valdesia, que fueron las dos primeras. Para ese entonces, construir una presa costaba cerca de 45 millones de dólares (casi 50 millones de pesos a la tasa de ese tiempo).