La embajadora de Estados Unidos se quejó ayer por “grandes dificultades” que algunos inversionistas encuentran aquí, incluyendo compañías estadounidenses afectadas hasta porque una interpretación de larga data de una regulación cambia de repente, sin aviso previo.

“A medida que viajamos por el país y recibimos visitantes estadounidenses, somos testigos y escuchamos historias de grandes dificultades que algunos inversionistas han encontrado. Cuando se cambia la interpretación de una regulación se amenaza su inversión con fuertes multas por incumplimiento. Otras compañías explicaron sus experiencias durante las cuales el gobierno introdujo nuevas leyes o regulaciones sin consultar a los sectores comerciales afectados, cambiando las circunstancias bajo las cuales hicieron su inversión inicial”, aseguró Robin S. Bernstein, al pronunciar el discurso del Almuerzo de Acción de Gracias de la Cámara Americana de Comercio (AMCHAMDR).
Una casa pagada, pero no recibida

El discurso de Robin S. Bernstein fue pronunciado en inglés, con traducción al español de forma simultánea. Pero el hecho de que la funcionaria externara sus quejas en otro idioma, no impidió que el amplio auditorio la entendiera. “Pensamos que esas cosas se habían superado”, se escuchó susurrar a una de las personas sentadas en el extremo derecho del Salón The Garden, del Hotel El Embajador, de la capital, donde la embajadora del gobierno de Estados Unidos habló sin rodeos sobre la cuestión.

Bernstein dijo que algunos inversionistas individuales compartieron historias con la embajada acerca de millones de dólares que gastaron para comprar una casa o propiedad que nunca recibieron, y sus intentos de recuperar sus fondos quedaron estancados en el sistema legal, donde las decisiones son influidas por el poder político o económico. “Estos casos forman parte de una creciente preocupación por el clima de inversión aquí en la República Dominicana”, advirtió.

La introducción que hizo la embajadora norteamericana en su discurso mostraba lo mejor que ha vivido en suelo dominicano, pero en la medida que avanzó en la pieza discursiva sus palabras se fueron encendiendo. “Estoy encantada de estar aquí con ustedes hoy, compartiendo esta tradición; el Día de Acción de Gracias (…). Vengo ante ustedes conociendo y apreciando, más a República Dominicana. En el último año, he viajado a lo largo y ancho de esta nación, desde Dajabón hasta Punta Cana, desde Las Terrenas hasta Bahía de las Águilas, desde Sosúa hasta Baní y muchos otros lugares en el camino. En cada paso del camino, todos ustedes, y el pueblo dominicano, me han recibido con los brazos abiertos”, indicó.

Pero es –precisamente- en ese conocimiento que tiene del país y las denuncias directas que le llegan, que Bernsterin sustenta las denuncias citadas sobre aspectos que resultan cuestionables a la hora de colocar las inversiones en el país.

“Estados Unidos es el socio ideal para República Dominicana. Las relaciones que mantenemos en los ámbitos políticos, económicos, cultural y familiar es son inigualables. Hemos estado aquí, y seguiremos estando aquí, dispuestos a invertir, si República Dominicana está dispuesta a comprometerse con generar valor, en la forma de un clima de inversión que sea realmente atractivo para los inversionistas estadounidenses. Estados Unidos está listo. ¿Lo están ustedes?”, preguntó al amplio auditorio.

Entre los asistentes había funcionarios públicos, como el ministro de Industria y Comercio, Nelson Toca; empresarios de ramas diversas, legisladores y periodistas, entre otros. De acuerdo con las cifras que ofreció la diplomática, en el año 2018, la Inversión Extranjera Directa (IED) total recibida en República Dominicana fue equivalente a 3% del Producto Interno Bruto (PIB) anual total, en comparación con las remesas, una cifra equivalente al 7.5% del PIB.

“Por el contrario, Honduras, Uruguay, Costa Rica y Panamá reciben más Inversión Extranjera Directa como porcentaje del PIB, y cada una de esas economías es más pequeña que la de República Dominicana. En el caso de Panamá, la Inversión Extranjera Directa equivale al 10% del PIB”, informó.

“Todo este año he conversado con las comunidades que he visitado, trabajando para recopilar información. Mis experiencias me convencen de que este país ofrece oportunidades comerciales convincentes para el futuro”, expuso.

Bernstein se vio bastante relajada ayer; llegó incluso a bromear y a “soltar” algunas palabras en español. “Voy avanzando en el idioma”, dijo, y a seguidas sonrió.

Pero volvió a advertir que el clima de inversión es un factor clave en la forma en que los inversionistas analizan los riesgos de venir a República Dominicana frente a otros países que compiten por esos fondos de inversión. “Existen elementos tangibles, como infraestructura, electricidad y mano de obra. Necesitan atención; no debería sorprender a nadie notar que los sectores de energía e infraestructura no siempre han sido los más transparentes o internacionalmente competitivos”, dijo.

“El DR-Cafta ha sido un jonrón”, según su opinión

Al final de su ponencia, a la representante de los intereses norteamericanos en República Dominicana se le preguntó sobre el Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana, conocido por sus siglas en inglés como DR-Cafta. Se le explicó sobre las quejas de sectores productivos locales, por el desequilibro que supone ese tratado, en razón de que el mayor beneficiario ha sido EE.UU. Bernstein plantea que ese acuerdo ha propiciado una relación de ganancias mutuas, aunque dejó claro que siempre habrá partes de un tratado que pueden ser revisados. “Ha sido una relación ganar-ganar. Desde 2007, la nación ha ido aumentando de cinco a siete por ciento en seguridad económica”, indicó. Desde su punto de vista, el acuerdo ha resultado ser un “Home run” (jonrón) para ambos países.

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