La Culata, Constanza. El Ministerio de Agricultura inició un programa para diversificar la canasta agrícola dominicana con frutales de clima templado, que replica en la montaña el éxito logrado en abril con la salida del primer contenedor de uvas hacia Estados Unidos.

El ministro Limber Cruz encabezó la siembra simbólica de melocotón en una finca experimental situada a 1,300 metros de altitud. Macadamia, melocotón, fresa, frambuesa, caqui, manzana, arándano y granadilla integran el portafolio introducido mediante el laboratorio de micropropagación Biovega. Las plántulas, clonadas in vitro y aclimatadas en viveros locales, serán evaluadas para medir rendimiento, calidad, demanda hídrica y resistencia a plagas bajo las condiciones frías y húmedas del valle de Constanza.

Según Cruz, el proyecto persigue tres metas: validar el desempeño de cada especie, diseñar paquetes tecnológicos de manejo y abrir nuevos nichos de exportación. “Necesitamos cultivos que permitan que el productor de la sierra gane más por tarea y que el país coloque fruta diferenciada en mercados exigentes”, afirmó. La finca piloto pertenece al agricultor Víctor Palacios y dispone de invernaderos, cámaras de maduración y un área de entrenamiento donde técnicos del ministerio capacitarán a productores de Jarabacoa, Valle Nuevo y San José de las Matas. Durante la jornada, los asistentes degustaron macadamia tostada y dulce de higo elaborados allí mismo, comprobando la ventaja de integrar valor agregado en origen.

En la actividad participaron técnicos de BioVega, representantes de Unaproda y los viceministros Miriam Guzmán y Rafael Ortiz Quezada, que destacaron la colaboración público‑privada que respalda la iniciativa y la importancia de la investigación aplicada para transferir conocimiento al productor en toda la cadena de valor nacional.

El viceministro de Producción y Mercadeo, Eulalio Ramírez, informó que los primeros resultados se conocerán entre doce y dieciocho meses. Si el desempeño es favorable, las variedades pasarán a un esquema precomercial con créditos del Banco Agrícola y seguro de cosecha subsidiado. La nueva apuesta se apoya en la experiencia reciente del sector vitivinícola. El 3 de abril partió desde Guayubín, Montecristi, el primer de uva de mesa dominicana con destino Estados Unidos, eso confirmó la factibilidad de cultivar especies no tradicionales cuando existe acompañamiento técnico.

Ese precedente es relevante porque la demanda global de uva creció 1.76 % en la campaña 2023/2024 hasta 28.39 millones de toneladas, impulsada por China, según el Departamento de Agricultura de Estados Unidos. El mismo informe indica que los compradores pagan más por fruta contraestación y con menor huella de carbono, condiciones que el Caribe puede aprovechar gracias a sus ventajas climáticas y logísticas.

Analistas sostienen que ampliar la matriz frutícola reduce importaciones, refuerza la seguridad alimentaria y limita la volatilidad de precios de hortalizas de ciclo corto. También crea empleos en poscosecha, transporte refrigerado y agroindustria.

Por ahora, los esfuerzos se concentran en La Culata. El equipo técnico instalará estaciones meteorológicas y sensores de suelo para afinar fertilización y riego, mientras se explora la producción de miel de frambuesa y mermeladas con indicación geográfica Constanza.

Una oportunidad para diversificar los cultivos

El Ministerio de Agricultura ha dicho que esta es “una oportunidad para que las montañas produzcan sabores que hoy importamos”, concluyó Cruz tras colocar la primera planta de melocotón. Con la experiencia de la uva fresca aún reciente, el ministerio confía en que la próxima gran noticia agrícola nazca en la Cordillera Central, donde clima, altitud e innovación se conjugan para ofrecer frutos capaces de competir en los estantes internacionales.

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