Industria del arroz: Uno de los pilares de la seguridad alimentaria

En la República Dominicana, el arroz tiene una importancia y preponderancia tan elevada que a menudo se le da, incluso, la categoría de “producto político”

En 2017, en las fincas del país se produjeron 12.9 millones de quintales del cereal; eso fue 5.7% más que en 2016

En la República Dominicana, el arroz tiene una importancia y preponderancia tan elevada que a menudo se le da, incluso, la categoría de “producto político”, por el hecho de que cualquier medida que se tome en torno a él puede tener repercusiones de alto nivel.

Alrededor de ese cereal, que es el de mayor consumo a nivel nacional, y el segundo más producido a nivel mundial, solo superado por el maíz, se ha ido desarrollando una industria cada vez más fuerte, que en los últimos diez o quince años ha realizado cuantiosas inversiones en maquinarias y equipos.

La industria, en términos generales, la compone una cadena que comprende al productor, al procesador o molinero, al comercializador y al suplidor de materias primas e insumos.
Se han robustecido los procesos de molienda, de secado y de limpieza y se ha colocado al sector más a tono con las exigencias del mercado. La tecnología permite que la industria arrocera, en la parte de molienda, pueda descartar todo el arroz que en el proceso tenga un color distinto al blanco, que es preferiblemente el que se busca. Y esa misma tecnología ayuda cada día a fortificar el cereal y a darle mayor valor, agregando algún elemento beneficioso para la salud.

La tecnología introducida a República Dominicana procede de Europa (de Alemania en muchos casos), Brasil, Japón y China. Las empresas extranjeras no solo se encargan de suplir las maquinarias que se usan para las labores de arado en las fincas, de cortes y posteriormente de molienda en las factorías, sino que también se encargan de enviar personal a inspeccionar su funcionamiento. Muchas veces se entrena un personal local para que tome las riendas del manejo de esos equipos.

En República Dominicana existe una amplia gama de molineros. Entre ellos los de mayor nivel en el mercado son posiblemente Coopearroz, Pimentel & Compañía, Bisonó, Font Gamundi y Yuna, de acuerdo con informaciones obtenidas del sector. Cuentan con avanzados sistemas de empaque, que además de proteger el producto le da presencia a nivel de las góndolas de los supermercados y otros puntos de expendio.

En el sector arrocero, específicamente en la parte de molienda, suele ocurrir que si el molinero no se actualiza se arriesga a ir cayendo en otro nicho y nivel inferior al que tiene. Se trata de un elemento que le genera problemas a futuro en el negocio. Si el consumidor tiene la opción de adquirir un arroz de buena presencia y calidad, no elegirá uno carente de esas condiciones, especialmente si el precio es el mismo. A diferencia de lo que ocurre con otros rubros, en el caso del arroz, los precios no se fijan libremente o cuando se le antoje al productor o al molinero. Los fija la Comisión Nacional Arrocera (CONA), dejando claramente establecido un piso y un techo de precios.

Por ejemplo, en las factorías la libra de arroz se está despachando a 19.2 pesos. Al consumidor final debe llegarle a razón de 22 o 23 pesos, en función de la cadena de intermediación que siga antes de llegar a él. En la CONA hay una representación de los productores, del sector molinero y del Gobierno.

En el contexto de calidad se habla de arroz premium, súper selecto, selecto B, superior A y superior B. En el lenguaje de los arroceros es común escuchar hablar también del medio grano o grano entero. Si se quiere hablar de nombres de variedades de arroz de las que se cultivan en el país, entonces el número es más amplio.

La categoría asignada al arroz está muy ligada a la variedad, pues entre estas existen unas con un mejor sabor y otras características muy propias. Por eso un arroz que es completamente homogéneo en la granulación, sin manchas y con brillo homogéneo en todas las partes, entra dentro de la denominación de premium. En el mercado nacional, especialmente a nivel de supermercados se observan entre cuatro y siete tipos de arroz premium.

Cuando un arroz es selecto A” es porque tiene una altísima proporción o todos los granos enteros. Cuando es selecto B entonces significa que tiene un por ciento más alto de granos quebrados que el selecto A. Y si es arroz “superior”, quiere decir que el por ciento de granos partidos es aún mayor que el selecto B.

Dos etapas que son fundamentales en el año

La siembra de arroz en la República Dominicana se divide oficialmente en dos etapas: la de primavera, que inicia en diciembre y finaliza en mayo, y la segunda etapa que va de junio a noviembre (se considera que las siembras entre septiembre y noviembre son marginales, debido a los bajos rendimientos que se obtienen). La de primavera es la más importante del sector porque es la que más rinde. La de invierno es menos segura y algunos productores suelen cerrar en rojo, porque las temperaturas altas pueden afectar las cosechas. El arroz tarda, más o menos 135 días (poco más de cuatro meses) para estar de corte. Lo ideal es que la segunda se inicie a principio de junio para que el calor de agosto no agarre el arroz espigando, sino que la espiga esté más o menos bien el 15 de septiembre y se pueda cosechar en octubre. A la tierra se le deja una gracia en mayo y una en noviembre.

En las labores agrícolas hay un dinamismo que genera empleos durante toda la cosecha.

Un cierre que alcanzó los 12.9 millones

De acuerdo con estadísticas del Ministerio de Agricultura, en 2017 la industria arrocera alcanzó una producción de 12.9 millones de quintales, lo cual significó un incremento de 5.7%, con respecto al año anterior. En el país hay aproximadamente unos 30 mil productores, el 50% de ellos pertenecen a la reforma agraria, quiere decir que son pequeños productores con menos de tres hectáreas. Una hectárea equivale a 16 tareas. Y una tarea tiene 628.86 metros. De acuerdo con cálculos oficiales, las familias dominicanas invierten el 24% de sus ingresos en el consumo de arroz. Por su impacto directo en la generación de empleos y divisas arroz representa el 14% del producto interno bruto.
Entre las variedades cultivadas en suelos dominicanos figuran: Prosequisa 4, Prosequisa 5, Juma 67, Idiaf 1, Yocahú CFX 18, Cristal 100, Prosequisa 10, Palmar 18, Quisqueya, Cultá y Jaragua. Todas esas variedades difieren entre sí, tanto en ciclo vegetativo, como en otras características fenotípicas. Yocahú CFX 18 y Cristal 100 son de las variedades que se cotizan más caras, tanto a nivel de los productores como de los consumidores. Esto se debe a que tienen altos rendimientos en molino y una calidad culinaria muy apreciada por los dominicanos.

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