Expresidente colombiano dice RD está fuera del foco de los tres principales frentes de preocupación de los EE.UU.
En un escenario cada vez más convulso, la región latinoamericana está inmersa en lo que el expresidente colombiano Iván Duque define como un mundo VICA, caracterizado por la volatilidad, la incertidumbre, la complejidad y la ambigüedad. Así lo expresó durante su participación como orador invitado y huésped de honor en el Almuerzo Mensual de la Cámara Americana de Comercio de la República Dominicana (Amchamdr), donde compartió un análisis detallado de la situación geopolítica y sus efectos en la economía regional y global.
Duque aprovechó el espacio para recordar con gratitud su conexión especial con República Dominicana, al destacar que visitó el país en momentos clave antes de asumir la presidencia de Colombia, lo que, dijo, lo impulsó a gobernar con energía cuatro años. Sin embargo, el tono de su exposición rápidamente se centró en advertir sobre los desafíos económicos y políticos que enfrentan los países de la región, puso énfasis en la necesidad de adaptarse a este complejo entorno. Llamó la atención sobre el bajo nivel de comercio intrarregional en América Latina, que apenas alcanza un 23% de las exportaciones totales, muy por debajo de lo que ocurre en otras regiones como Europa, Asia o Norteamérica. Esta debilidad estructural limita la capacidad de los países latinoamericanos para adaptarse a un entorno global tan cambiante. Según sus opiniones, el orden mundial ha dado paso a un desorden global, donde las relaciones multilaterales tradicionales están siendo reemplazadas por acuerdos más reducidos, bilaterales o trilaterales, y donde el concepto de minilateralismo gana terreno frente a la tradicional diplomacia multilateral.
“Hoy los grandes temas se están manejando en grupos más pequeños, y ese es un signo claro de que no hay coordinación global, sino intereses diversos que generan escenarios de volatilidad y tensión”, afirmó.
Para ilustrar esta volatilidad, Duque señaló que cada conversación internacional —como las que se han dado entre el presidente Volodímir Zelensky, el presidente Donald Trump o los recientes encuentros en la Capilla Sixtina— tiene implicaciones directas para los mercados.
Estas fluctuaciones, explicó, no solo afectan los precios del petróleo, sino también las reacciones de los bancos centrales y el comportamiento de las bolsas mundiales, impulsadas por la velocidad con la que circula la información en redes sociales. Sin embargo, advirtió que más allá de este “ruido” constante, existe una tendencia a que los mercados tiendan a estabilizarse. “La clave está en distinguir entre lo que es ruido y lo que es sustancial para poder adaptarnos diariamente a estos vaivenes”, aseguró.
Uno de los ejemplos más claros de esta volatilidad se encuentra en los precios energéticos. Duque explicó cómo EE.UU. ha promovido el incremento de la producción nacional, mientras Arabia Saudita busca mantener el precio del petróleo en niveles que faciliten su ambicioso proceso de expansión urbana. Mientras, los Emiratos Árabes Unidos parecen dispuestos a jugar con precios más bajos para atraer inversión, y ya han consolidado gran parte de su infraestructura.
Este complejo panorama energético, subrayó, debe ser cuidadosamente monitoreado por los países latinoamericanos, que dependen en gran medida de estos precios para planificar sus finanzas públicas y políticas de inversión.
La incertidumbre es otro de los factores que, a juicio de Iván Duque, impacta directamente las relaciones económicas globales y, por ende, las economías de América Latina. Al referirse a la política comercial de Estados Unidos, advirtió que el país norteamericano está redefiniendo de manera unilateral sus términos de intercambio, impulsado por preocupaciones internas sobre la desaceleración de su industria y la pérdida de competitividad frente a actores asiáticos.
“Por primera vez en 40 años vemos que las reglas del comercio pueden cambiar de un día para otro”, señaló. Esto ha derivado en la imposición de tarifas planas de hasta un 10% en América Latina y aranceles que en China pueden superar el 100%, para luego estabilizarse en torno al 70%. Estas medidas, añadió, tienen consecuencias directas para los consumidores estadounidenses, pero también para los exportadores latinoamericanos, que enfrentan mayores dificultades para colocar sus productos en esos mercados.
El llamado poder blando
El exmandatario colombiano también advirtió sobre la transformación del “poder blando” de Estados Unidos, que históricamente se ha canalizado a través de programas de asistencia como USAID. “Hoy vemos un proceso de recorte presupuestal que afecta estos programas y que podría ser aprovechado por otros actores, como China”, dijo. Esta reconfiguración del poder diplomático norteamericano está generando incertidumbre adicional en América Latina, especialmente en aquellos países que dependen de la cooperación internacional para financiar proyectos de desarrollo.
El expresidente colombiano hizo hincapié en cómo este nuevo escenario también ha impactado a organismos internacionales. La decisión de Estados Unidos de reducir su contribución financiera a la OTAN obligará a Europa a incrementar su gasto militar a niveles inéditos desde la Segunda Guerra Mundial, con efectos indirectos en la asignación de recursos para ayuda al desarrollo.
Asimismo, cuestionó la falta de confianza de Estados Unidos en entidades como la Organización Mundial del Comercio, la Organización Mundial de la Salud y el Acuerdo de París.
Dice en hemisferio este país está bien preparado
El expresidente exhortó a los empresarios dominicanos y latinoamericanos a familiarizarse con el concepto de mundo Vica. “Es indispensable entender que vivimos en un mundo donde nada es evidente y donde los intereses de los actores internacionales están en constante transformación”, puntualizó. Aseguró que República Dominicana es uno de los países mejor preparados de todo el hemisferio para enfrentar un mundo desafiante. Entre las fotalezas de nuestra nación citó su estabilidad macroeconómica, la responsabilidad fiscal y su política promercado como elementos clave para atraer inversión y generar crecimiento sostenido.
“El país está fuera del foco de los tres principales frentes de preocupación de Estados Unidos: drogas, migración y competencia estratégica con China. Esto, sumado a una política exterior inteligente que ha mantenido la alianza con EE. UU. sin ceder su soberanía diplomática, coloca a República Dominicana como un socio confiable y estratégico para Norteamérica”.