María del Pilar ha sido siempre una amante del cuidado y el tratamiento de los animales, entre ellos los gatos

A María del Pilar Hernández el amor por los animales le surgió desde que era una niña. Su padre, un oftalmólogo y profesor universitario de origen cibaeño, le enseñó a tomarle confianza y a no tenerle asco a esas especies.

“Mi papá, que es de Gurabo, Santiago, me cargaba para ponerle la mano a la vaca. Mi abuelo lo que hacía era vender vacas. Mi papá me motivó a ser lo que soy ahora. Nunca me dijo que le tuviera asco a los animales, sino confianza y cariño. Él me estimuló y me llevaba a la Feria Ganadera”, le cuenta María al periódico elCaribe. Es médico veterinario de profesión y una emprendedora consagrada. Es la propietaria de la Clínica Médica de Mascotas Pili’s Ver, que está ubicada en la calle Obras Viales número 1B, del sector El Millón, Distrito Nacional.

Abrió el negocio en el 2014, pero la base que creó para manejarse en la actividad que ejerce viene de años anteriores. El precio de los servicios que ofrece varía en función del tratamiento o procedimiento que realiza a las mascotas, que son como huéspedes permanentes. Por ejemplo, la consulta son 600 pesos, una debridación miasis médica (gusaneras) cuesta 1,500; una esterilización canina hembra raza mediana 3,000 y una cirugía menor de amputación de vértebra coccígea 500. Pero el abanico de procedimientos y servicios que tiene el catálogo de la clínica es tan amplio como la cantidad de clientes que con frecuencia visitan el lugar, en procura de que los animales-mascotas, sean estos perros o gatos, se encuentren en óptimo estado de salud y de higiene. Aquí se hace cepillado de dientes, cortes de pelo, cortes de uña y otros. Pero también se ofrece el servicio de alojamiento, para aquellos animales que sus dueños no pueden llevar consigo un fin de semana a un punto equis al que se dirigen o simplemente quieren alojarlos en un establecimiento tipo “hotel”.

“Desde siempre fui así. Yo siempre dije que iba a ser veterinaria, y estudié en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, aunque pude haber estudiado en la UNPHU. Pero siempre dije que quería que fuera en la UASD”, rememora con orgullo María del Pilar. Tiene el correo electrónico [email protected] y está presente y activa en las redes sociales con el nombre de su empresa.

“En mi familia hay varios médicos. Mi madre es pediatra y mi hermana es médico”, indica, poco antes de hacerle una revisión al perro Snopi, quien conoce tanto el lugar que ni siquiera se inquieta cuando la luz de uno de los aparatos que usa María le ilumina directamente a los ojos. Tampoco se mueve cuando le toca las orejas. “Hay que entrar en confianza con ellos”, dice la especialista. “A veces los clientes me traen perros grandes y debo llevarlos atrás para llevarlos a un ambiente de confianza en el que no se estresen”, continúa explicando. Le apasiona hablar de ese tema y no se preocupa en esconderlo.

A María constantemente le decían que no podría vivir de la profesión de médico veterinaria, pero no se amilanó. Al contrario siempre insistió en que sí podría, porque eso era lo que ella había decidido ser. “No amanecí un día diciendo que yo quería ser médico veterinario; siempre supe que sería eso en la vida”, dice con orgullo. María realizó una especialidad en la Clínica Médica de Pequeños Animales, en la Universidad de Buenos Aires, Argentina.
“Fue voluntaria en varios lugares antes de tener la empresa que tiene hoy. Quería tener práctica en animales, en cuestiones como la sujeción y otras técnicas para manejarlos sin que estos le hagan daño. “Pero eso no ha quiere decir que no me pasen cosas… Mira esta mordida que tengo aquí; me la dio uno de ellos”, sostiene, mientras el fotorreportero Edward Roustand se dirige a tomar una de un conjunto de fotos realizadas para ilustrar este escrito.

Además de ser médico, María no tiene problemas en realizar otras funciones en su empresa, con tal de ofrecer las mejores atenciones a los clientes. Son unos clientes que –en gran manera- llegan por referencias, pero también lo hacen por vía de las redes sociales, que la emprendedora habilitó para promociones, descuentos. El negocio guarda mucha diferencia de lo que fue en sus inicios. La emprendedora inició con una cuenta de RD$5,000 que le abrió su madre en el banco. El local donde está es parte de su casa. La clínica tiene cuatro colaboradores. A María le gustaría colocar algunas sucursales en la capital, pero especialmente en pueblos del país.

Cuando al animal se le trata como un hijo más

Para muchos clientes, el animal cae en la categoría de hijo y de miembro de la familia. Así se les llega a tratar muchas veces, aunque hay casos en los que los dueños exageran con ese trato. María está de acuerdo con ese planteamiento. “En el contexto de la empresa, el animal o la mascota es parte única e irreemplazable de la familia.

La Clínca Médica de Mascotas Pili’s Ver recibe el único seguro para animales que hay hasta ahora en la República Dominicana, que es PetDr. Plan, según dijo María del Pilar.

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