República Dominicana es el destino turístico por excelencia en el Caribe y uno de los principales en toda Latinoamérica.

Ha concentrado su oferta, principalmente, en el turismo denominado “sol y playa”, pero tiene otra ventana de la que también puede sacar provecho: el turismo naranja.

Se trata de un turismo sostenible y generador de desarrollo cultural, económico y social a partir de la gestión turística responsable del patrimonio cultural, producción artística y las industrias culturales y creativas.

El turismo naranja es un articulador y potenciador de la economía naranja (nombre que define las industrias culturales y creativas) y la economía cultural y creativa, que se convierte en un generador de oportunidades para la comunidad local. El empresario e historiador dominicano Manuel García Arévalo, en un abordaje del tema sostiene: “No cabe duda que las exigencias de los turistas por conocer el pasado de las regiones y los pueblos que visitan hace que la industria turística se apoye cada vez más en la promoción del patrimonio histórico y arqueológico con una forma adecuada y sostenida de atracción cultural”.

Y agrega: “De cara al futuro hay que ir a un turismo de carácter histórico y ecológico. Hay que ir más allá de lo tradicional”. Al respecto, el poeta José Mármol señala: “En el país tenemos, por ejemplo, La Cueva de las Maravillas, el parque Nacional en Los Tres Ojos y el Museo Taíno”. Este último está ubicado en la Zona Colonial de Santo Domingo y en él se muestran piezas desde las primeras migraciones que vinieron al Caribe y las procedentes de Sudamérica específicamente del Orinoco en Venezuela, las cuales recrean el proceso por el que pasaron los trabajadores que primeros labraron el sílex, concha pulida y de roca. El museo expone el proceso artesanal y laboral por el que pasaron los primeros pobladores de la isla y los últimos, que fueron los taínos.

“Toda la riqueza que tenemos en el país puede ser difundida y puesta en valor. Turísticamente puede ser de gran provecho”, dice Manuel García Arévalo.

Ha hablado del tema en varios eventos y escenarios. La vez más reciente (a final de enero) lo hizo en Madrid, España, donde la Embajada Dominicana y el Banco Popular Dominicano (el mayor financiador del turismo de República Dominicana) presentaron en el Palacio de Linares, sede de la Casa de América, el libro “Taínos, arte y sociedad”.

En la obra, autoría del propio García Arévalo y auspiciada por el Banco Popular, se relata la historia identitaria, la cultura y expresión artística de los pueblos originarios de República Dominicana.

El enfoque

Algunos entendidos en temas turísticos explican que es muy corriente el considerar que el turismo naranja es una nueva manera de llamar al turismo cultural, pero no es así. Aclaran que “todo el turismo cultural puede ser naranja, pero no todo el turismo naranja es cultural”.

Sostienen que el cultural por mucho tiempo ha consistido en la visita contemplativa y pasiva del patrimonio cultural de un destino, y por ende, a aquellas actividades, fiestas y celebraciones que distinguen a un lugar. En concreto, el turismo cultural, según las explicaciones, siempre ha estado vinculado con el pasado, con la historia, resaltando los aspectos culturales que oferta un determinado destino turístico. Ha sido una alternativa inevitable a los destinos que no tenían una oferta sólida de turismo de sol y playa.

Mientras que el turismo naranja es algo más cercano a la nueva sociedad del conocimiento, conectada y tecnológica del siglo XXI, de estos tiempos.

El turismo naranja tiene mucho que ver con las industrias culturales y creativas que engloban aquellos sectores cuya actividad tiene como objetivo la producción, promoción y comercialización de bienes y servicios, directamente relacionado con la cultura, el arte, la creatividad, la diversión y el ocio activo.

Al tratar el tema, Rafael Mesa, coordinador y tutor en turismo de “IMF Business School”, indica que el turismo naranja es un turismo para “millenials”, donde lo monumental es un continente aceptable pero no suficiente ni necesario, y sin embargo el contenido ha de responder a una experiencia única y participativa. Se ha establecido que los millennials son todas las personas que nacieron entre los primeros años de los 80 (década de 1980) y los últimos o mediados de 1990.

“El turismo cultural indica claramente qué cosas son interesantes de ver, y naranja te propone qué experiencias no deberías dejar de vivir. Turismo de lo ya creado frente a Turismo por crear”, plantea.

Grupo de investigadores que se interesó en tema

De acuerdo con referencias del portal Hosteltur, en los últimos seis años, como parte del debate sobre la importancia de la economía cultural y creativa, a la que se ha denominado “economía naranja”, un grupo de investigadores y profesionales que trabaja en el impulso de una alianza entre los sectores cultural y turístico para fomentar el turismo cultural y creativo, optó por ponerle también color como a otros segmentos del turismo. Es así como nació el concepto de “turismo naranja”.

El ecológico es verde y el el náutico es de color azul

“Si la economía cultural y creativa es naranja, el turismo cultural y creativo tenía que ser naranja”, cita el portal Hosteltur, en un escrito de Jordi Tresserras (2013). Ponerle color siguió una tendencia iniciada con el turismo ecológico y de naturaleza (al denominarlo verde), de actividades náuticas (azul), de nieve, montaña y deportes de invierno (blanco) y el LGTB (rosa)”, dice el autor. La propuesta fue presentada al debate en el XII Congreso de la Organización de Ciudades Patrimonio Mundial de la Unesco, en Oaxaca (México).

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