Río de Janeiro. El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, recluido desde el sábado en una celda en Curitiba para cumplir la pena a 12 años de prisión a que fue condenado por corrupción, está bien, pero indignado por su situación, dijo su abogado tras visitarlo en la prisión.

“Está bien aunque indignado con esa situación”, afirmó el abogado Cristiano Zanin, uno de los miembros de su equipo de defensa, en un vídeo divulgado por el Partido de los Trabajadores (PT) y que grabó poco después de reunirse con el exgobernante en su celda en la sede de la Policía Federal de la sureña ciudad de Curitiba. Zanin ha sido hasta ahora la única persona, fuera de carceleros y policías, con la que el considerado líder más carismático en la historia de Brasil ha tenido contacto desde que se entregó a la Policía en Sao Paulo y fue trasladado a Curitiba.

Pese a que numerosos dirigentes políticos se han concentrado en Curitiba para presionar por la liberación del actual líder de todos los sondeos de intención de voto para las elecciones presidenciales de octubre, por ahora Lula solo podrá recibir la visita de sus abogados.

Según Zanin, la indignación del antiguo dirigente sindical obedece a que considera totalmente injusto tanto el juicio en que fue condenado como la orden de prisión dictada el jueves para que comience a cumplir la pena.

“Evidentemente la prisión fue ordenada sin fundamentos jurídicos, bien sea porque fue condenado sin base legal o porque la Constitución no admite la anticipación del cumplimiento de la pena”, dijo el abogado, que se negó a hablar con la prensa al salir de la edificación policial, pero grabó el vídeo pocos minutos después en el taxi que abordó. El abogado agregó que la defensa seguirá con las “medidas jurídicas posibles para intentar revertir la prisión”, que incluyen recursos ante el Tribunal Superior de Justicia y ante la propia Corte Suprema, que el próximo miércoles puede analizar un recurso que puede favorecer al expresidente.

Lula se entregó el sábado por la noche

Tras casi 48 horas acuartelado en el sindicato en el que inició su carrera política y 26 horas desde que concluyó el plazo que le había dado la Justicia para presentarse, el antiguo líder sindical se entregó a la Policía en la noche del sábado. Esta es la primera vez en la historia de Brasil en que un expresidente es encarcelado por un delito común.

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