Washington. Estados Unidos y China cerraron este domingo dos días de intensas negociaciones sobre aranceles, las que han ido mucho más allá de las expectativas que se habían planteado públicamente, ya que ambas partes afirmaron que las conversaciones fueron “profundas” y los progresos “sustanciales”.
Ni Pekín ni Washington ofrecieron de inmediato detalles de lo resuelto y tampoco dieron cifras de las eventuales rebajas de aranceles acordadas, pero indicaron que este lunes se conocerían esos pormenores.
Tras la arremetida proteccionista estadounidense con los llamados “aranceles recíprocos” que afectaban a decenas de países, la batalla comercial se centró en una confrontación directa entre EE.UU. y China, que al día de hoy tienen aranceles cruzados de 145 % para los productos chinos (con excepción de algunos productos electrónicos) y del 125 % para los estadounidenses.
Tal nivel de derechos de aduana representa en la práctica una suerte de embargo comercial.
El primero en confirmar que las conversaciones habían sido positivas fue el secretario del Tesoro, Scott Bessent, quien habló de “progreso sustancial” y enfatizó el espíritu de “cooperación, intereses compartidos y respeto mutuo” que se respiró durante las reuniones.
Del lado chino, los comentarios llegaron unas horas después a Ginebra y de boca del viceprimer ministro He Linfeng, quien habló de contactos profundos y constructivos, y de un acuerdo para establecer un mecanismo de consulta económico-comercial para solucionar temas que preocupan a ambas partes.
Agregó que las relaciones económicas entre su país y Estados Unidos, y los lazos comerciales, pueden ser mutuamente beneficiosos, y dijo que hay voluntad de ampliar los ámbitos de cooperación.