Marsella. El papa Francisco agradeció la labor que hacen las Organizaciones No Gubernamentales (ONG) que rescatan a migrantes en el Mediterráneo y aseguró que los intentos de poner trabajas a su labor humanitaria es “odio disfrazado de equilibrio”

“Tantas veces os lo impiden porque a la nave le falta algo…. Son gestos de odio, odio contra hermanos, travestido de equilibrio. Gracias por todo lo que hacéis”, dijo el papa en Marsella ante el monumento dedicado a los marineros y migrantes muertos en el mar frente la basílica de Notre Dame de la Garde (Nuestra Señora de la Guardia).

Entre el público había varios miembros de ONG que se ocupan del rescate de migrantes en el Mediterráneo como la italiana Mediterránea o SOS Mediterranee, cuyos barcos han sido bloqueados varias semanas y obligados a pagar multas por no cumplir con las normativas impuestas por el gobierno ultraderechista de Giorgia Meloni en Italia.

Con la llegada del gobierno de Meloni, Italia ha endurecido las reglas que permiten a las ONG salvar las vidas en el Mediterráneo y periódicamente las naves humanitarias sufren bloqueos judiciales o reciben multas por infringir estas nuevas normas.

Anteriormente, el arzobispo de Marsella, el cardenal Jean-Marc Aveline, había criticado en presencia del papa a los gobiernos que impiden a las ONG salvar migrantes en el Mediterráneo y aseguró que “es un delito igualmente grave”.

“Cuando las instituciones políticas prohíben a las organizaciones no gubernamentales e incluso barcos que pasan por estas aguas socorrer a los náufragos, esto es un delito igualmente grave y una violación del derecho marítimo internacional más básico”, dijo el cardenal francés, frente al monumento dedicado a los marineros y migrantes desaparecidos en el mar.

Mediterráneo

El papa en su discurso también criticó la “la parálisis del miedo y el desinterés que condena a muerte con guantes de seda” a los migrantes en el Mediterráneo y afirmó que es un “deber de la humanidad” socorrer a los que cruzan el mar hacia Europa.

“Deben ser socorridas las personas que, al ser abandonadas sobre las olas, corren el riesgo de ahogarse. Es un deber de humanidad, es un deber de civilización”, dijo Francisco

Ante este monumento, Francisco pidió que no “nos acostumbremos a considerar los naufragios como noticias y a los muertos como cifras; no, son nombres y apellidos, son rostros e historias, son vidas rotas y sueños destrozados”.

Desde principios de 2023, unas 1,300 personas han muerto o han desaparecido intentando llegar a Europa, la cifra más alta de los últimos seis años, según las cifras de la Organización Mundial para las Migraciones (OIM) y cerca 26.000 en los últimos 10 años.

Drama de migrantes

El papa Francisco recordó el drama de la migración, también a los migrantes latinoamericanos y lamentó “la terrible falta de humanidad” que se está viviendo en la isla italiana de Lampedusa, donde en estos días siguen llegando miles de africanos. El papa recordó hablando con los periodistas que le acompañan en este viaje a la ciudad francesa también una de las misas que celebró en una de las fronteras (de un país latinoamericano) donde había zapatos que habían pedido los migrantes durante la travesía.

Además elogió la labor del obispo de El Paso, en Texas (Estados Unidos), Mark Seitz, que dijo que era “un genio”.

Arzobispo de Marsella critica a los gobiernos

El arzobispo de Marsella, el cardenal Jean-Marc Aveline, criticó en presencia del papa Francisco, a los gobiernos que impiden a las ONG salvar migrantes en el Mediterráneo y aseguró que “es un delito igualmente grave”, en una clara referencia a las políticas que están aplicando gobiernos como el de la ultraderechista Giorgia Meloni en Italia. “Cuando las instituciones políticas prohíben a las organizaciones no gubernamentales e incluso barcos que pasan por estas aguas socorrer a los náufragos, esto es un delito igualmente grave y una violación del derecho marítimo internacional más básico”, dijo el cardenal francés, frente al monumento dedicado a los marineros y migrantes desaparecidos en el mar frente a la basílica de Notre-Dame de la Garde. El arzobispo ha sido el artífice de que la III edición de los Encuentros del Mediterráneo, que se habían celebrado en las ciudades italianas de Bari y Florencia, se celebrase en la ciudad portuaria, donde existe una importante presencia de migrantes y de la presencia del papa.

Antes del discurso del papa frente a este monumento, el arzobispo apuntó que “el Mediterráneo, que se ofrece a nuestra mirada, tan bello y apacible, también puede convertirse, como todos sabemos, en un cruel cementerio”.

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