Londres.- La coronación del rey Carlos III y la reina Camila atrajo la atención de audiencias de todo el mundo, pero también consiguió acercar a Londres a un buen número de jefes de Estado para demostrar que la monarquía sigue siendo uno de los grandes activos del Reino Unido.

Por primera vez, los miembros de la realeza de otros países participaron en la coronación de un monarca británico, con una nutrida representación encabezada por los reyes de España, Felipe VI y Letizia.

Los reyes españoles, que llegaron el viernes para participar en la recepción que ofreció Carlos III al casi centenar de jefes de Estado que acudieron a Londres por los fastos, salieron de la residencia del embajador español en torno a las 8.45 GMT.

Bajo la intensa lluvia que sacudió la capital británica a lo largo del sábado, la reina Letizia llevaba un vestido rosa intenso y sombrero, y el rey Felipe lucía el uniforme de capitán general de los Ejércitos.

Los reyes de España llegaron a la Abadía de Westminster al mismo tiempo que otros representantes de casas reales, minutos antes de que Carlos III y Camila abandonaran el Palacio de Buckingham en solemne procesión hacia el templo anglicano.

Felipe VI y Letizia permanecieron unas 24 horas en la capital británica, pues el jefe de Estado prevé asistir en la noche del sábado a la final de la Copa del Rey de fútbol en la ciudad española de Sevilla entre Osasuna y el Real Madrid.

La estrecha relación entre ambas casas reales ya quedó de manifiesto cuando Felipe y Carlos se vieron en Londres el pasado 21 de noviembre en un encuentro privado en Clarence House, la residencia oficial del monarca británico.

TRADICIÓN CONTRA MODERNIDAD

La tradición secular de Inglaterra y el Reino Unido dicta que la coronación es una ceremonia sagrada entre el monarca y su pueblo, en presencia de Dios.

Sin embargo, al margen de la presencia multiconfesional en la ceremonia, con representantes de las mayores religiones del país, Carlos III ha querido adaptarse a los tiempos y rodearse de otros soberanos venidos desde todas las partes del planeta.

Además de Felipe y Letizia, acudieron a la cita los reyes Abdalá y Rania de Jordania, los príncipes Alberto y Charlene de Mónaco, Guillermo Alejandro y Máxima de Países Bajos, o el emir de Catar, Tamim bin Hamad al Thani.

La presencia de líderes mundiales no se redujo solo al mundo de la realeza. No faltaron figuras cercanas al actual soberano, como el presidente francés, Emmanuel Macron, o el primer ministro canadiense, Justin Trudeau.

La Unión Europea envió, de forma poco habitual, a sus tres cabezas más representativas: la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, y la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola.

Desde América, el único jefe de Estado presente, al margen del citado Trudeau, fue el presidente de Brasil, Luiz Inacio «Lula» da Silva.

Otros países más cercanos al Reino Unido como Irlanda o Polonia, estuvieron representados por sus presidentes, Michael Higgins y Andrzej Duda, mientras que los Estados de la Commonwealth (Comunidad de Naciones, compuesta por las antiguas colonias de Londres), gozaron del trato deferente que les es reservado por la monarquía británica. EFE

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