BEIRUT. Seis días después de la explosión en el puerto de Beirut que acabó con la vida de al menos 160 personas, el frágil Gobierno del Líbano ha caído en medio de protestas violentas que se repiten en las calles y que exigen la dimisión de todos los dirigentes del país.
En una jornada en la que tres ministros -los de Justicia, Finanzas y Juventud- habían adelantado el destino de todos los miembros del gabinete al presentar su renuncia, el primer ministro libanés, Hasan Diab, anunció lo que ya todo el mundo esperaba.

“Damos un paso atrás para estar con la gente, para combatir con ella por el cambio. Por eso, anuncio hoy la renuncia de este Gobierno”, dijo Diab en un mensaje a la nación en el que habló de la lucha contra los corruptos y la necesidad de tener un Ejecutivo de salvación nacional. El anuncio llegó en medio de protestas por tercer día consecutivo en los alrededores del Parlamento y la Plaza de los Mártires, el núcleo de la revolución que comenzó el pasado 17 de octubre, que se llenó una vez más de gases lacrimógenos y fuegos artificiales.

Los choques de ayer habían caudado al menos 45 personas heridas.

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