Ginebra, 7 mar (EFE).- El alto comisionado de la ONU para los derechos humanos, Volker Türk, expresó hoy la preocupación que hay en su organismo por el aumento de la inseguridad y de la inestabilidad en países como Mali y Burkina Faso, mientras que saludó el cese del conflicto abierto en Etiopía, aunque advirtió que queda mucho por resolver.
En una presentación de la situación global de los derechos humanos, Türk señaló que la situación es particularmente alarmante en la parte central de Mali y en la zona fronteriza entre este país, Burkina Faso y Níger, donde grupos armados se aprovechan de la hostilidad que hay entre comunidades y de la ausencia del Estado para extender su influencia.
Como parte de su estrategia, esos grupos ilegales perpetran ataques contra la población, aunque la ONU tiene conocimiento de que las fuerzas armadas también han estado envueltas en violaciones de los derechos humanos, en ciertos casos en compañía de agentes militares extranjeros.
Sobre Mali, el alto comisionado dijo que también es preocupante el aumento de las amenazas contra la sociedad civil y los medios de comunicación, sobre todo en momentos en que el país entra en un periodo electoral.
Türk continuó su presentación ante el Consejo de Derechos Humanos señalando que Burkina Faso es otra fuente de preocupación. Su oficina tiene registradas a 1.076 víctimas de violaciones de los derechos humanos en la segunda mitad de 2022, en su mayoría cometidos por grupos armados ilegales, aunque las operaciones militares están provocando un número creciente de víctimas.
Lo que inquieta a la ONU es que la tendencia es negativa puesto que el número de víctimas de abusos se duplicó entre el pasado octubre y diciembre.
“Es esencial invertir la tendencia a la subida imparable de la violencia, y que la sociedad civil y los partidos políticos puedan desarrollarse”, pidió.
De Etiopía, sostuvo que el cese de las hostilidades se ha cumplido, pero que se sabe que fuerzas de la región de Amhara y una milicia exterior (afines al gobierno central) siguen actuando y violando los derechos humanos en Tigré, la región del país que ha sufrido un conflicto armado de más de dos años y en el que se estima han muerto unas 600.000 personas.
Türk indicó que también sigue habiendo presencia de militares de Eritrea -país que apoyo al gobierno federal en la guerra contra la milicia de Tigré- en esa región, donde está realizando reclutamientos forzados.
Esta práctica -recordó el responsable de la ONU- equivale a la esclavitud y es el principal factor del éxodo de eritreos de su país.