En el año 1991, Hugo Rafael Chávez Frías no era un personaje conocido en la política venezolana. Nunca se le vio militar en la izquierda y mucho menos en la derecha. Chávez estaba en los cuarteles, ostentando su grado de teniente coronel del ejército venezolano, comandando tropas.
Los civiles jamás habían escuchado de él. Un año después, la realidad cambió: Chávez y su “por ahora” se convirtieron en titulares de primera plana en todo el mundo, luego de que intentara derrocar al entonces presidente de la República, Carlos Andrés Pérez, a través de un golpe de Estado. El comandante Chávez supo administrar los 25 segundos de fama que le ofrecieron la televisión, tras ser arrestado y obligado a transmitir un mensaje de rendición en cadena nacional de radio y televisión.
Luego de pasar dos años en prisión, fue indultado por el expresidente Rafael Caldera y salió a recorrer las calles de su país, promoviendo un proyecto político nuevo y el Movimiento Bolivarino 200.
En 1998 fue electo presidente de la República y con su victoria, transformó los cimientos de su país. Redactó una nueva constitución y le cambió el nombre a casi todas las instituciones, incluso logró que se le anexara una octava estrella a la bandera venezolana. Más allá del logro en las políticas sociales y la posterior debacle económica y la crisis política de los últimos años de su mandato, Chávez fue el primer fenómeno político del siglo XXI en Latinoamérica y un referente para la izquierda del continente.
Pero en la Región, Chávez no es el único político surgido fuera de los partidos. El 14 de enero del año 2016 un famoso cómico centroamericano, Jimmy Morales, que había hecho reír a Guatemala durante 22 años, a través de su programa televisivo “Moralejas”, llegó a la política y se convirtió en Presidente.
Morales es un político fuera del sistema, como también lo fue su antecesor el general Otto Pérez Molina; su campaña y ascenso al poder se desarrollaron en menos de un año. Su carisma fue determinante.
En su discurso, mezclado con anécdotas cómicas, pero con elevado contenido crítico y social, logró insertar un mensaje que se clavó en el corazón de los guatemaltecos, especialmente en los más pobres. Llegó a la presidencia apoyado por la ultraderecha, agrupada en la Asociación de Veteranos Militares (Avemilgua), que daría paso al partido FCN.
Un presidente músico en Haití
En el vecino Haití, el músico Michele Joseph Martelli, quien fue el primer presidente legítimo de su país, llegó a la primera magistratura tras pasar más de 12 años tocando el piano e interpretando konpa dirèk (Compás), una versión musical haitiana del merengue. Grabó 14 discos y participó en eventos musicales que se celebraban en Puerto Príncipe. Aunque durante las elecciones presidenciales de 2010 Martelli quedó sin opciones de ganar, convocó a movilizaciones nacionales y gracias a su amplio respaldo popular, el organismo electoral ordenó el reconteo de votos y con esto Martelli logró una nueva oportunidad: pudo participar en la segunda vuelta electoral donde obtuvo más del 65% de los votos y derrotó a la exprimera dama Mirlande Manigat. Gobernó hasta 2017 cuando entregó la presidencia a Jovenel Moïse.
Pero al poder no sólo han llegado artistas y militares, los empresarios también son unos grandes “influencers”. Uno de los casos de mayor impacto fue la victoria en Estados Unidos del magnate Donald Trump, quien hasta el año 2016 era reconocido como un exitoso empresario, escritor, gerente de concursos de belleza y hasta estrella televisiva en el reconocido programa El Aprendiz.
Trump presentó su nominación en el año 2015 junto al partido Republicano. Enfrentó a Hillary Clinton, y rompió todos los pronósticos al juramentarse como presidente de Estados Unidos a sus 70 años de edad.
Otros empresarios presidentes en AL
Otros casos de empresarios exitosos llegados a la política en América Latina, algunos de ellos con previa experiencia política, destacan en Argentina, con Mauricio Macri; Paraguay, gobernado por, Horacio Cartes Jara, accionista de por lo menos 25 empresas y una plantilla que supera los 3,500 empleados; Panamá, dirigido por Juan Carlos Valera y Chile, presidido por el multimillonario Sebastián Piñera.
