Los Ángeles (EE.UU.), 24 jun (EFE).- El posible uso de fuerza excesiva en arrestos de inmigrantes, como el caso de un jardinero golpeado contra el piso por agentes enmascarados y sin identificación, ha impulsado un proyecto de ley en California que exigiría a los agentes migratorios mostrar su placa y dar su nombre en los operativos.
Los operativos del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) que arrancaron su tercera semana consecutiva en el área metropolitana de Los Ángeles han dejado una oleada de temor y confusión entre la comunidad hispana, que se queja del uso de tácticas violentas por parte de los agentes federales a los que no pueden denunciar porque desconocen su identidad.
Es el caso de Narciso Barranco, detenido el sábado pasado en la ciudad de Santa Ana (California), cuando varios agentes con los rostros cubiertos lo derribaron al suelo, donde le rociaron gas pimienta, lo golpearon, y le dislocaron un hombro.
El video del arresto del jardinero se convirtió en viral y alimentó las críticas por el aparente uso de fuerza excesiva para detener al hombre de 48 años, padre de tres ciudadanos estadounidenses que han servido en el Ejército estadounidense, dos de ellos actualmente en servicio activo en el Cuerpo de Marines.
“No creo que fuera justo, no creo que fuera equitativo”, dijo Alejandro Barranco, hijo del inmigrante detenido, a Los Angeles Times. “No creo que necesiten cuatro tipos de más de 200 libras para sujetar a uno 150 libras”, ahondó.
Las imágenes del arresto causaron tanto revuelo que este lunes el propio Departamento de Seguridad Interna (DHS), que supervisa el ICE, compartió el video en su cuenta de X asegurando que los agentes reaccionaron con fuerza porque se defendían de Barranco, que tenía en sus manos una podadora con la que estaba trabajando.
Sin embargo, testigos dijeron que el jardinero se había asustado al verse rodeado por los hombres enmascarados y salió corriendo con la herramienta en las manos y no intentó en ningún momento golpear a los agentes.
Tirada en el piso
Una escena similar fue captada el 19 de junio cuando Matilde, una vendedora de tamales de la que no se ha revelado su apellido, se desplomó en el suelo cuando fue confrontada por un sin número de agentes de inmigración en el área de Pacoima, en el norte de Los Ángeles.
Un video mostró a la mujer desmayada en un estacionamiento y los agentes custodiándola sin prestarle ayuda. No es hasta que un buen samaritano les reclama y llama al servicio de emergencia para buscar atención médica.
Una testigo denunció en las redes sociales que los agentes intentaron arrastrar a la mujer desmayada hacia un vehículo sin marcas, golpeando su cuerpo, y cómo no pudieron levantarla la dejaron tirada en el lugar.
Diana Álvarez, hija de Matilde, dijo en una publicación en GoFundMe, que su madre fue “tirada al suelo” en medio del caos, a pesar de que colaboraba plenamente con las autoridades.
La inmigrante, que lleva 10 años vendiendo tamales en el mismo lugar, fue hospitalizada y enfrenta una posible cirugía de corazón.
Los activistas han reclamado para saber quienes participaron en estos encuentros, el DHS ha declarado que sus oficiales no se identifican para no ser blanco de criminales y pandilleros.
Sin “vigilantes”
El consenso general de funcionarios electos y activistas es que los agentes con los rostros tapados y sin identificación están sembrando el miedo en las comunidades y desconfianza hacia las autoridades, por lo que es necesaria la aprobación de una ley.
La senadora estatal Sasha Renée Pérez dijo en una conferencia de prensa en Los Ángeles que la legislación busca establecer estándares claros y consistentes, que exigen que los agentes se identifiquen durante las acciones de cumplimiento de la ley. Además impediría a cazarrecompensas hacer arrestos migratorios.
“En un mundo normal, esta legislación sería innecesaria e inaudita. Pero vivimos tiempos extraordinarios y debemos proteger a los californianos del miedo a la suplantación de identidad policial”, apuntó la demócrata.
La legisladora, al igual que activistas, se quejó de que la apariencia, comportamiento y prácticas de los agentes migratorios en las recientes redadas no se asemejan a las medidas reguladas por la ley.
“Hemos visto cómo se apunta con armas a civiles y cómo se secuestra a personas en las calles y en lugares de trabajo por personas enmascaradas, vestidas de civil y en vehículos sin identificación. Esto genera enorme confusión, miedo y desconfianza”, recalcó. EFE