Washington, DC. Cientos de manifestantes volvieron a congregarse ayer martes en el centro de Washington en una protesta pacífica por la violencia policial contra los afroamericanos, pero una enorme valla les impidió acercarse a la Casa Blanca mientras las autoridades prometían reforzar aún más la seguridad.

“¡No puedo respirar!”, coreó un centenar de personas, que se tendieron en el suelo a la vez en la intersección entre las calles H y 16 para repetir la frase que enunció el afroamericano George Floyd, poco antes de morir por asfixia por la presión que ejercía sobre su cuello la rodilla de un policía blanco.

Los manifestantes se toparon con un nuevo perímetro protegido por las fuerzas de seguridad que les impedía acercarse a la Casa Blanca: una valla metálica de unos dos metros y medio de altura (8 pies) instalada la mañana del martes recorría el extremo norte del parque Lafayette, contiguo a la residencia presidencial.

Fue en ese parque donde, la tarde del lunes, las fuerzas de seguridad utilizaron gas lacrimógeno para dispersar a los manifestantes y permitir que el presidente estadounidense, Donald Trump, pudiera cruzar la plaza a pie para posar ante las cámaras con una Biblia en la mano ante la iglesia episcopal de Saint John.

También en Nueva York

Nueva York vivió ayer una nueva ola de protestas ciudadanas reclamando justicia y en contra del racismo, pese al aviso de las autoridades de que el coronavirus se puede extender y tras una noche de saqueos en Manhattan que llevó al alcalde a extender el toque de queda hasta el próximo domingo en un intento por frenar unos disturbios que han dejado partes de la ciudad muy afectadas y que han disparado la tensión política
Numerosas tiendas del centro de Manhattan, sobre todo establecimientos de lujo, fueron saqueadas durante la noche, y también se registraron importantes disturbios en áreas de El Bronx.

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