Londres. Si la pandemia lo permite, la cumbre del G7 del próximo junio en Cornualles (suroeste de Inglaterra) será una de las primeras citas presenciales de líderes mundiales en casi dos años y girará en torno a la salud global y el cambio climático.
Fuentes de Downing Street, la oficina del primer ministro británico, Boris Johnson, explicaron ayer lunes que la intención del Reino Unido es reforzar el papel del G7 como foro de grandes democracias y añadieron que la reincorporación de Rusia, expulsada del grupo en 2014 tras la anexión de Crimea, ni siquiera se planteará.

Más allá de coordinar la respuesta inmediata a la crisis de la COVID-19, Londres pretende que la comunidad internacional esté mejor preparada para futuras crisis sanitarias.

Otra prioridad para el Ejecutivo del conservador Boris Johnson será el clima, sobre todo teniendo en cuenta que su país organiza la decisiva COP26 en noviembre en la ciudad escocesa de Glasgow tras haberla suspendido el año pasado.

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