Ya han sido interceptados al menos 536, frente a los 313 en 2019 y los 49 durante el pasado año
Miami.- El aumento en lo que va de año del número de balseros cubanos que intentan con riesgo de sus vidas alcanzar las costas de Florida (EE. UU.) ha disparado las alarmas por un “éxodo silencioso”, cuya cara trágica se vio esta semana con la desaparición de 9 de los 22 ocupantes de una balsa naufragada.
La cifra de cubanos interceptados en nutridos grupos por la Guardia Costera estadounidense desde el inicio del actual año fiscal (1 de octubre de 2020) contabiliza ya al menos 536, frente a los 313 en 2019 y los 49 durante el pasado año, en muchos casos en trágicos naufragios como el de este lunes.
La embarcación sobrecargada que se volcó 26 millas (40 km) al sureste de Cayo Hueso, en el extremo sur de Florida, lo hizo justo el día en que la tormenta tropical Elsa cruzaba el centro de Cuba, lo que evidencia el grado de desesperación que siente una buena parte de la sociedad cubana.
Dos escampavías y helicópteros de la Guardia Costera continuaban ayer la búsqueda de los 9 cubanos, 7 hombres y 2 mujeres, perdidos en aguas del turbulento Estrecho de Florida, donde muchos balseros han perecido tratando de cruzarlo en su huida de la isla. Este “éxodo silencioso” a través del Estrecho de Florida y en precarias embarcaciones que se ha ido incrementando durante este último año “no va a disminuir, sino todo lo contrario, va a crecer”, aseguró ayer a Efe Ramón Saúl Sánchez, presidente del grupo del exilio Movimiento Democracia.
Sánchez citó la “ineptitud de la dictadura (cubana), el deterioro de la infraestructura en la isla, la pandemia y la represión continuada del régimen” como causas de esta nueva marcha “silente” de cubanos que intentan llegar por mar o tierra a Estados Unidos.
No descarta el activista que se pueda desatar una migración masiva, aunque “la dictadura cubana es muy astuta”, dice, y “utiliza todavía esta herramienta como un factor de presión y negociación” con el Gobierno de Estados Unidos, al que le preocupa y mucho la posibilidad de una ola migratoria desde la isla por mar, opinó.
De todas maneras, y pese a esta creciente emigración ilegal por mar, no hay ningún indicio de que se pueda hablar de un éxodo masivo.
“Pese a que las cifras (de balseros interceptados) han aumentado en el último año comparado con 2019 o 2020, aún se mantienen bajas en comparación con los años en que estaba vigente la ley ‘pies secos/pies mojados’”, derogada en 2017, dijo a Efe Hansel D. Pintos, oficial de asuntos públicos del Séptimo Distrito de la Guardia Costera.
Así, en el año fiscal de 2016 y 2017 fueron interceptados 5,396 y 1,468 inmigrantes cubanos por los guardacostas, respectivamente.
Lo que sí existe es un constante trabajo de los guardacostas para “educar a los inmigrantes sobre los peligros de la inmigración ilegal por rutas marítimas en embarcaciones inadecuadas”, añadió Pintos, cuyo distrito abarca 1,8 millones de millas cuadradas de vigilancia marítima, incluida la mayor parte del Caribe.
Cementerio de balseros
Pintos se refirió al doloroso naufragio esta semana y confirmó que la Guardia Costera continúa la búsqueda por mar y aire de los 9 desaparecidos.
El guardacostas no esconde su gran preocupación por estos viajes marítimos de cubanos en “embarcaciones precarias, construidas de manera rústica con partes recicladas como metales, motores o plásticos y sin equipos de primeros auxilios”.
Pero “la gente está desesperada. La frustración ciudadana ha escalado a niveles muy críticos y prefieren lanzarse al mar y tratar de escapar del martirio de vivir en la isla”, dijo a Efe Emilio Morales, presidente de la firma de asesoría Havana Consulting Group.
“La inflación galopante ha impactado a la gente” mientras el Gobierno “ha asfixiado” con sus medidas a las familias cubanas y “el salario ya no alcanza ni para una semana”, resaltó el economista cubano.
En cuanto a la posibilidad de un éxodo masivo, opinó que solo se puede producir “si el Gobierno cubano lo provoca abriendo las fronteras como lo hizo en 1994”, cuando se produjo la denominada “crisis de los balseros”, en la que 50.000 cubanos se lanzaron al mar para alcanzar la costa estadounidense.
Sin embargo, aclaró Morales, una acción de este tipo “podría interpretarse como un acto de guerra” de Cuba y, dado los problemas migratorios con que lidia en estos momentos la Administración de Biden en la frontera sur, “no creo que permita este tipo de chantajes del Gobierno cubano”.
A juicio de Morales, el Gobierno cubano “ya no tiene apoyo popular y está ahora mismo dando tumbos en su misión de reinventarse, sin un centavo, perdidas las pocas línea de crédito que tenía” y con aliados como China y Rusia cerrados ya a prestar a un país “mal pagador”.
Se estima que más de 2.5 millones de cubanos residen fuera de la mayor de las Antillas, en torno a un 10 % de sus 11.2 millones de habitantes.
Nueva novela trata sobre campamentos
El escritor Luis de la Paz, llegado a EE.UU. en el llamado ‘éxodo del Mariel’, la salida masiva de cubanos en 1980, vuelve la página a esos tiempos en una novela inspirada en su estancia en un campamento transitorio, donde convivió con enfermos mentales, delincuentes, presos políticos y travestis.
“La experiencia del éxodo del Mariel no terminó para todos con la llegada a Cayo Hueso. Muchos pasamos por los campamentos para refugiados habilitados por el Gobierno norteamericano para procesar a los recién llegados del Mariel”, dice De la Paz en una entrevista con Efe.
El escritor está orgulloso de presentar ‘Al pie de las montañas: Memorias del Fuerte’ (Editorial El Ateje, 2021), su nuevo libro.
Se trata, dice, de notas que tomó en Pensilvania, en uno de los tres campamentos habilitados para procesar a los recién llegados.