Santo Domingo, capital de República Dominicana, bautizada con justicia como “Ciudad Primada de América”, ha sido afectada durante décadas por un “singular” caos urbano que llena de vergüenza a su población.

Un caos que también ha sido llamado, desde hace muchos años, un arrabal, que marca un espacio del casco metropolitano. Ese segmento capitalino, arrabalizado todo, es harto conocido: ¡La Duarte con París!

Todo tipo de mercancías se vende en la Duarte con París.
Las personas tienen que “tirarse” a la calle, debido a que buhoneros ocupan las aceras.

La avenida Duarte -apellido del Padre de la Patria, Juan Pablo Duarte- forma esquina con la calle París, conocida como “La ciudad de las luces”, y la capital de Francia, uno de los países desarrollados del Viejo Mundo (Europa).

Pero, ¡Oh contraste con la civilización del siglo XX! Es paradójico que Santo Domingo, como Ciudad Primada de América, presente un caos como el que se observa y que, al parecer, “no tiene solución” en la referida esquina donde se ven, por montones, buhoneros de toda clase, que venden también artículos de todas las marcas.

¿Qué desea comprar señor? Aquí hay de todo. Mire esos zapatos, por aquí también, y los puede ver, tenemos estos pantalones y camisas de marca… Son, y aunque usted no lo crea, de más calidad y a precios muy buenos, que los que usted puede comprar en Nueva York”.

La perorata, sin que el reportero le dijera que estaba interesado por comprar, es de uno de los comerciantes ambulantes, que tiene su “tienda” en uno de los angostos espacios de la Duarte con París.

Pero, dígame una cosa -aprovechó el periodista para preguntarle al buhonero que dice llamarse Ramón Espíritu Santos-, ¿Usted se siente bien aquí? Porque, particularmente desde hace muchos años, en este lugar existen estos escaparates donde la gente viene a comprar diferentes artículos, aunque también se critica que esto esté tan desordenado y hasta convertido en un muy feo arrabal.

El pequeño comerciante, sin molestarse, responde que “bueno, yo particularmente no tengo tanto tiempo aquí. Llevo unos cuatro años aquí, en este mismo lugar, donde usted me ve. Reconozco que esto hay que organizarlo y ponerlo mejor, más bonito, y que la gente pueda venir y comprar sus cosas. Ahora, sí le digo: Vendemos mucho más barato que en cualquiera de las tiendas de la Duarte, El Conde o, bueno…”, concluye con su respuesta.

Pasada la una de la tarde, del pasado lunes, el caos de la Duarte con París estaba atestado de compradores. La mayoría, mujeres que buscan toda clase de mercancías.

Mientras tanto, el toque de bocinas de carros, camionetas, buses, y hasta patanas, se escuchaban. Los peatones cruzaban la avenida Duarte en forma despavorida, corriendo aceleradamente para evitar ser atropellados.

Pero, ¡Hasta cuándo será el caos!

El presente trabajo, lo más probable, no será el último que la prensa publique para insistir sobre el caos de la Duarte con París.
elCaribe ha publicado varios trabajos –entre artículos, reportajes, columnas, crónicas- en los que se denuncia que ninguna autoridad -de las que han pasado por el Ayuntamiento del Distrito Nacional- ha podido “sepultar” el referido desorden urbano de la capital dominicana.

Se afirma que más del 80 por ciento de los munícipes capitalinos, entre los que figuran menores de edad, saben del desastre que, durante decenas de años, se observa en la traumática esquina, en la que abundan vendedores de toda clase de artículos, desde un pañuelo hasta una planta eléctrica.

Esta tumultuosa vía está arrabalizada hasta los “tuétanos”, y se observa -hasta tarde de la noche- agolpada de toda clase de personas.

La esquina Duarte con París, en todo su redondel, ya es historia muy vieja y continúa atestada de muchos buhoneros, que durante una larga estancia en ese hábitat, han protagonizado pleitos con alcaldes y regidores.

Se ha dicho que en todas las administraciones del Ayuntamiento del Distrito Nacional -ahora en estos tiempos de la modernidad tiene el nombre de Alcaldía del Distrito Nacional- han trabajado síndicos, ahora también se les llama alcaldes, que en las campañas electorales, con sus ruidosas promesas, hicieron falsas promesas, porque no han podido darle la tan reclamada solución al desorden urbano.

Un problema viejo

En la práctica, el caos de la Duarte con París se ha tragado vivos a todos los funcionarios, que por décadas, han sido jefes de la sindicatura de Santo Domingo.

Roberto Salcedo, quien trabajó como alcalde del D.N., por 14 años, no pudo frenar el caos de la capital.

Su sucesor, David Collado, ya lleva casi un año en el cargo, pero parece que tampoco tiene planes para higienizar el lugar, o buscarle la solución más salomónica a ese arrabal urbano. Porque, señalan expertos de la ingeniería y la arquitectura, el caos de la Duarte con París sigue siendo un “gran problema para la higiene de Santo Domingo”.

La gente de sentido común proclama que ese caos de la Duarte con París llena de pura vergüenza a la Ciudad Primada de América.

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