Cuando todavía la confusión y los malos entendidos gravitan en ambos países por el interés de Haití en servirse de las aguas fronterizas, la Comisión Mixta Bilateral Dominico-Haitiana vuelve a colocarse en el centro de la opinión pública con una tarea crucial: explicar claramente cada una de sus decisiones y asegurarse de que la ejecución de las mismas no desborde las pasiones en ninguno de los dos lados de la frontera.
Tras el encuentro que sostuvieron los integrantes del órgano bilateral el pasado viernes en el Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Dominicana, el presidente Luis Abinader ha tenido que salir al ruedo para aclarar que lo único que se aprobó en el encuentro dominicano-haitiano “fue crear una mesa técnica” para un mejor entendimiento de los trabajos hídricos y agrícolas.
Sin embargo, el presidente del Instituto Duartiano, Wilson Gómez Ramírez, ya calificó como un “precedente nefasto” que el Gobierno haya aceptado el desvío de las aguas del río Masacre para regar las tierras de Haití, tras considerar que “compromete la soberanía dominicana, su autodeterminación y revela una autoridad renunciante a la defensa de los derechos e intereses de la patria de Duarte”. Encabezada por los cancilleres Roberto Álvarez, dominicano y Claude Joseph, haitiano, la reunión de la Comisión Mixta Bilateral se produjo a raíz de la construcción de un canal de riego que Haití levanta en la comunidad de Ouanaminthe (Juana Méndez) para abastecerse del río Dajabón, mejor conocido como Masacre, que discurre a lo largo de la línea fronteriza.
De acuerdo con el Tratado de Paz, Amistad Perpetua y Arbitraje, firmado el 20 de febrero del 1929, entre el gobierno de la República Dominicana y la República de Haití, ambas naciones tienen el derecho de utilizar las aguas de los ríos que se encuentran en la zona fronteriza de manera justa y equitativa.
El tratado
No obstante, el tratado también establece, en su artículo 10, que “en razón de que ríos y otros cursos de agua nacen en el territorio de un Estado y corren por el territorio del otro o sirven de límites entre los dos Estados, ambas partes contratantes se comprometen a no hacer ni consentir ninguna obra susceptible de mudar la corriente de aquellas o de alterar el producto de las fuentes de las mismas”.
La definición más simple de la función de un canal de riego es la siguiente: conducir el agua desde la captación hasta el campo o huerta donde será aplicado a los cultivos, lo que efectivamente representa un desvío de su cauce. La relevancia de una Declaración Conjunta es que en ella todo importa. Las motivaciones y lo que se acuerda. Si bien es cierto, como señala el presidente Abinader, que se acordó la conformación de una comisión técnica; no lo es menos que el fundamento jurídico que da lugar a la creación de ese órgano parte de un reconocimiento.
De manera expresa, la Declaración Conjunta indica: “Reconociendo, en base a las informaciones presentadas en el día de hoy por los representantes de la delegación de la Republica de Haití y en el espíritu de entendimiento e intercambio de informaciones como se encuentra planteado en el Tratado de 1929, que la obra iniciada en el río Dajabón o Masacre para la captación de agua no consiste en un desvío del cauce del río”.