POLO, Barahona.- Tras comenzar a sentir el peso de sus 69 años de edad, 45 de los cuales ha dedicado a la venta de alimentos cocidos a los pobladores, la señora Ramona Urbáez, conocida popularmente como «Doña Monga», solicita al Presidente Luis Abinader que le conceda una pensión digna para pasar en tranquilidad hogareña el tiempo que le queda de vida en esta tierra.
La humilde mujer que tiene residencia en la calle Daniel Ferreras de La Q, que es la parte céntrica de este municipio, ha sido una parte integral de su comunidad siempre mostrando a sus semejantes una calidad sonrisa, cariño y humildad, tanto en su negocio como fuera de él, lo que la hace sentirse plenamente feliz, orgullosa y alegre.
No obstante, a medida que envejece, enfrenta desafíos económicos y de salud, producto de estar tan largo tiempo frente a su negocio de venta de comida que le proporciona la alimentación familiar, Doña Monga se ve en la obligación de recurrir a la mano amiga del Presidente Abinader para que la pensione.
«Con una pensión digna que me otorgue el Primer Mandatario de la Nación, cerraría mi negocio, cosa sentiría en mi alma por los 45 años que tengo vendiendo platos exquisitos de variados alimentos a mis compueblanos a los cuales haría mucha falta», dijo Doña Monga.
En sus declaraciones ofrecidas al portal local El Dominicano Informativo, que dirige el comunicador Jeffry Pérez, Doña Monga señala que a su vejez necesita una pensión para vivir en paz, tranquilidad y adquirir los medicamentos que le indican los facultativos para sus problemas de salud.
De acuerdo a este mismo portal los diferentes sectores que hacen vida en esta comunidad se han unido en apoyo a Doña Monga, destacando su contribución invaluable a lo largo de los años, quienes imploran a Luis Abinader responder cuanto antes al reclamo que esta le hace para mejorar sus condiciones de vida.
Expresan que una pensión digna le garantizaría a esta humilde mujer seguridad financiera y alimentaria, así como la adquisiciòn de medicamentos para manda para su salud.
Dicen esperar que el caso de Doña Monga inspire a discusiones sobre como mejorar los sistemas de pensiones para las personas que desde diferentes áreas han dedicado sus vidas al servicio de sus comunidades en la región Enriquillo.
