Haitianos toman oficios que tenían sello dominicano

En la agropecuaria y construcción la mano de obra haitiana cruza el límite de lo permitido en el Código de Trabajo Como todo inmigrante que sale de su tierra en busca de oportunidades laborales, miles de haitianos cruzan la línea fronteriza hacia la República Dominicana para ganarse el sustento con el sudor de su frente […]

En la agropecuaria y construcción la mano de obra haitiana cruza el límite de lo permitido en el Código de Trabajo

Como todo inmigrante que sale de su tierra en busca de oportunidades laborales, miles de haitianos cruzan la línea fronteriza hacia la República Dominicana para ganarse el sustento con el sudor de su frente en mercados marcados por la informalidad.

Por años, sus laboriosas manos cultivaron la caña de azúcar asentándose en bateyes en la periferia de las ciudades y en tierras productivas del interior del país. Con un terreno trillado en la agropecuaria, esta población migró a actividades económicas de alto dinamismo como el sector construcción, comercio y servicios.

Atraídos por el característico mercado laboral de República Dominicana, los inmigrantes haitianos ganaron espacios en oficios tradicionalmente ocupados por dominicanos. El concho es un ejemplo de ello.

En actividades puntuales de gran impacto se habla del desplazamiento de la mano de obra dominicana y de una violación a la máxima 80-20. Aquello estipulado en el Código de Trabajo que establece que el 80 por ciento, por lo menos, del número total de trabajadores de una empresa debe estar integrado por dominicanos.

En cultivo de arroz, habichuela y plátano predomina mano de obra haitiana



En el renglón agricultura, la presencia de extranjeros procedentes de Haití es significativa. De manera que el arroz, la habichuela y el plátano que llega a la mesa de los dominicanos en su mayoría son cultivados por haitianos.

En la actualidad, el 60% de los trabajadores ocupados en los procesos productivos de estos cultivos son extranjeros. Su participación en el arroz es de un 58%, en la habichuela es de un 57% y en el plátano es de un 64%. Así lo evidencia la reciente Encuesta Sectorial Agrícola 2022 del Instituto Nacional de Migración.

Sus manos no solo labran la tierra que pare los tres principales rubros de la dieta criolla. También levantan las paredes de una sencilla casa en un barrio marginado y los cimientos de imponentes torres en exclusivos sectores de la capital.


De forma vertiginosa, la mano de obra haitiana se extendió hasta tener una representación significativa en sectores que sustentan la economía nacional como la agropecuaria, la construcción y servicios. Las calles de la ciudad son la viva representación de un ecosistema marcado por la informalidad en el que los migrantes ya tienen su espacio. Cualquier esquina concurrida se convierte en un mercado ambulante de ventas de todo tipo de accesorios y alimentos.

Por su característica, no hay un número exacto de los inmigrantes que participan en la dinámica del “menudeo”. No obstante, se observa una creciente representación en la venta de frutas, frituras, ropas y artículos de uso personal.

Copan las intersecciones, con una variada y colorida oferta que abarca desde protectores para celulares hasta el aguacate que acompaña el plato del día y la bebida energizante para combatir el calor. Son fijos en ciertos espacios con las particulares paleteras. También ofrecen el desayuno y almuerzo diario en obras en construcción.

Es precisamente la construcción una de las ramas de la economía de mayor crecimiento. Y a la vez, de acuerdo con lo medido, la que más mano de obra haitiana emplea. Esta se estima en un 28 por ciento del total de ocupados en este sector.

Alta demanda de mano de obra en la construcción


Proyecciones de organismos oficiales indican que para el 2023 la demanda de mano de obra haitiana en el sector construcción sería de 111,238 trabajadores. En 2022 se estimó en 108,790 y en 2021 estuvo en alrededor de 106,396. En 2020 rondó los 104,055. Para el 2019 se apreciaba en 101,765 de los ocupados.

Los datos están recogidos en el documento “Estimación de la demanda de trabajadores extranjeros en los sectores construcción y agropecuario en República Dominicana”, publicado en el 2020.

En el sector construcción, la demanda de mano de obra total en la República Dominicana (nacional y extranjera) se estimó con el siguiente crecimiento: en 2019, con 362,028 trabajadores ocupados. Para 2020 se proyectó en 370,174. En 2021 se apreció en 378,503. En 2022 alcanzó los 387,019 y en 2023 llega a 395,727.

La última Encuesta Nacional de Inmigrantes, levantada en el República Dominicana, indica que en 2017 en el sector construcción se registraron 95,433 personas de origen extranjero ocupadas. Esto representa el 29.21 % del total de los ocupados en la construcción.

Al segmentar por origen, se aprecia que la población ocupada de origen haitiano para ese año fue de 88,264. De manera puntual, en la construcción el 28.82 % del total de los ocupados son originarios de Haití.

En esta dinámica, la contratación de la mano de obra haitiana es mayor en la primera fase de la obra denominada etapa gris (nombre dado por el color del cemento) en la que no se requiere una alta cualificación.



¿Y es que el dominicano no quiere hacer el trabajo duro

Baja escolaridad e indocumentación limita participación en el mercado.



Es la pregunta que sale a relucir en los debates que se dan en círculos populares sobre migración y trabajo. El documento “Estimación de la demanda de trabajadores extranjeros en los sectores construcción y agropecuario en República Dominicana” ofrece ciertas pinceladas en ese contexto.

En la etapa gris, la oferta de trabajo de nacionalidad dominicana se reduce debido a diferentes razones. Gran parte de los dominicanos que reúnen el perfil para trabajar en esa etapa reciben algún tipo de ayuda de protección social por el Gobierno. Razón por lo cual no siente motivación a la contratación, destaca.

Otro elemento es que una parte de la mano de obra dominicana migró a sectores de servicios. Por último, existe un elemento de estatus social que hace que el dominicano no se sienta atraído para incorporarse a ese mercado en esta primera etapa, puntualiza la investigación.

En etapa gris, la demanda de mano de obra extranjera tiene una proporción de 60 % y la nacional es de 40 %.

Tanto en las actividades de la construcción como la agropecuaria, son pocos los trabajadores que reciben un salario mensual o cuentan con contratos escritos o pagos bancarizados.

La sombra de la indocumentación, sumada al bajo nivel educativo, según describen estudios consultados, incide en los bajos salarios y desprotección social.


¿Qué trabajan los haitianos?

Oferta en el transporte es suplida por trabajadores de origen haitiano.



En el renglon agropecuario es donde hay más ocupados respecto a la población de origen haitiano. El 31.2% se emplea en este sector, seguido por las actividades de construcción (24.5%).

“El sector agropecuario es sin duda el que acapara la mayor cantidad de trabajadores de origen extranjero, con un peso de 28% del total de los ocupados en dicho sector en 2017, seguido por la construcción con una participación del 29% del empleo del sector y comercio al por mayor y al detalle con un 8%”, precisa el referido documento.



Más de 7 mil empleos al año



Investigaciones locales precisan que la población ocupada de origen haitiano es de 331,648 trabajadores. Este grupo aporta el 7.6% del total de la fuerza laboral residente en la República Dominicana.

La documentación consultada, publicada por el Instituto Nacional de Migración con el apoyo de organismos internacionales, proyecta que la economía generaría en promedio alrededor de 7,564 nuevos empleos ocupados por trabajadores inmigrantes nacidos en Haití anualmente durante el periodo 2019-2024. De estos, 3,525 estarían en actividades agropecuarias.



Haitianos en la casa

Haitianos tienen una alta representación en el mercado informal.


La mano de obra haitiana se abre paso en un mercado informal en el que ofrecen desde lavado de vehículos, servicios de seguridad en zona residencial y cuidado del hogar. Antes de la pandemia, la Encuesta Nacional Continua de Fuerza de Trabajo reportó 15,854 personas inmigrantes en el sector servicio doméstico al último trimestre del 2019. La cantidad representa el 6.1% del total de personas ocupadas en servicio doméstico a escala nacional, que para esa fecha era de 260,620. Conforme al lugar de nacimiento, del total de 15,064 inmigrantes que laboraban en trabajo doméstico remunerado, el 95% es de nacionalidad haitiana. Según el sexo, 13,988 son mujeres y 1,076 son hombres.

Haitianos ganan terreno en el servicio de concho

Se estima que la demanda de mano de obra haitiana en el sector construcción es de 111,238 trabajadores.

Los trabajadores de origen haitiano también incursionaron en el sector transporte en la modalidad del concho. Todavía no tienen el mayor peso en la balanza. No obstante, su representación no pasa inadvertida. En un ejercicio de observación en la parada María Montez del Metro de Santo Domingo, un equipo de elCaribe observó que los haitianos cubren en su mayoría la oferta de servicio de motoconcho.

Oscar Almánzar, gerente de la Federación Nacional Mototaxista (Fenamoto), estima que “en una parada de motoconcho donde hay 20 (choferes) hay cinco haitianos”, con una participación de un 25 %.

Consultado al respecto, Antonio Marte, presidente de la Confederación Nacional de Organizaciones de Transporte (Conatra), reveló a este medios que, según informaciones recogidas en el sector, aproximadamente el 12 % de los choferes de carros de concho del país es de origen haitiano.

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