Puerto Príncipe. Los obispos de Haití celebraron una misa de protesta contra los secuestros, después del rapto de doce religiosos ocurrido el pasado fin de semana, un hecho que precipitó la dimisión del primer ministro, Joseph Jouthe.
La gran celebración eucarística celebrada en la iglesia de San Pedro de Pétion-Ville, en la capital haitiana, se convirtió en una auténtica manifestación.

“Estamos cansados”, gritaban a coro los asistentes, que abarrotaron la parroquia, agitando las manos en alto, aplaudiendo o sosteniendo pancartas con imágenes de personas víctimas de la inseguridad.

El arzobispo de Cabo Haitiano, Launey Saturné, hizo un llamamiento a las autoridades para que asuman su responsabilidad en la lucha contra los secuestros, que se producen a diario en todo el país. “En esta situación, parece que estos bandidos tienen más poder que el Estado y la Policía. El Estado permanece inactivo viendo cómo la muerte se instala sobre nosotros”, dijo el purpurado.

Durante la misa, tuvo lugar una protesta afuera de la iglesia, en la que la Policía utilizó gases lacrimógenos contra los manifestantes.

Los gases se sintieron dentro del templo, provocando alboroto entre los asistentes a la celebración religiosa.

Además de la misa, la Iglesia Católica realizó una jornada de paro en todos sus templos y centros educativos, que fue secundada por otros sectores de la sociedad. Innumerables empresas, iglesias, escuelas, universidades, asociaciones y organizaciones de la sociedad civil se solidarizaron con la Iglesia Católica cerrando sus puertas durante esta jornada.

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