En los centros de acopio que gestiona se recolecta cada mes más de 800 toneladas de plásticos y cartón

Si bien es cierto que los sistemas de producción y las políticas e instituciones que sustentan la seguridad alimentaria sostenible en República Dominicana son insuficientes, la realidad es que existen algunas iniciativas que están dispuestas a echar la pelea por promover ecosistemas saludables y apoyar la gestión adecuada de la tierra, el agua y los recursos naturales.

Tal es el caso del Programa Comunitario de Gestión de Desechos Sólidos, en Constanza, que desarrolla alternativas para gestionar de manera más eficiente los desechos sólidos que se originan de los procesos productivos de la agricultura en ese municipio de La Vega.

María Reina Mena, quien fue una de las finalistas del premio Mujeres que Cambian el Mundo del Banco BHD León, es quien dirige el programa. Asegura que además de su formación como docente en ciencias naturales, su principal motivación para desarrollar esta iniciativa fue ver cómo los productores de la zona no conocían sobre el proceso de manejo responsable de desecho, el manejo de insumos, o la aplicación del mismo en las cosechas de manera adecuado.

“Era lamentable ver en los ríos y en las montañas los cúmulos de basura, de botellas de plásticos y envases, que dejaban los mismos productores. También abandonaban los contenedores de los insecticidas y otros insumos de sus plantaciones, sin darse cuenta del impacto que tiene para su salud”, recuerda Mena, quien aprovechó esa oportunidad para tratar de llevar educación al sector agrícola.

“Lo que hicimos fue orientar a los agricultores para que cuando fumigaran, esos envases fueran sometidos a un proceso de triple lavado y perforados para que no sean utilizados posteriormente”, indica.

Otro de los puntos motivacionales para este programa fue el tema del agua, “debido a que gran parte de los caudales de agua estaban seriamente contaminados por esos desechos, pero las comunidades no hacía lo suficiente”.

Mena logró en conjunto con la Asociación de Fabricantes, Representantes e Importadores de Productos para la Protección de Cultivos (AFIPA) gestionar los terrenos para el centro de acopio, así como la integración de los productores de la zona para que asumieran las buenas prácticas agrícolas como prioridad.

Incluso, se acercaron a las agroquímicas de Constanza para también concretar su respaldo en el proyecto. “No tuvimos negatividad de ninguna, fue algo responsable desde el principio”, acota en ese sentido.

Además de ese primer centro, con el tiempo los propios agricultores propiciaron la implementación de minicentros cercanos a sus plantaciones para facilitar el traslado de los desechos.

Mensualmente el proyecto recolecta a través de su principal centro de acopio y sus 12 minicentros más de 800 toneladas de plásticos y cartón, que se comercializa en Cilpen Global.

Previo a todo eso, otra de las luchas de Mena en la comunidad con relación al medioambiente, fue en el 2015, cuando la producción de la zona enfrentaba una crítica sequía, pero los agricultores no llegaban a un acuerdo para paliar la situación. “El enfoque que le daban no era el más adecuado: ellos esperaban que el Gobierno les resolviera, pero no entendían que al final de cuentas la mayor responsabilidad recaía sobre ellos mismos,”, recuerda Mena, quien tras participar en varias reuniones con productores locales quedó como parte de un grupo que debía priorizar el cuidado medioambiental orientado a la preservación del agua.

Fruto del trabajo que realizó, con el apoyo de varios productores y líderes de la comunidad, la situación en Constanza mejoró, a pesar de todos los intereses que había.

Uno de los resultados fue el retiro de los productores del Parque Nacional Valle Nuevo. “No fue un desalojo, fue simplemente el cumplimiento de la ley”, advierte. “No podemos hacernos los sordos o los ciegos ante la muerte de nuestra reserva natural, solo por complacer intereses. Es una responsabilidad de todos hacer que nuestro hogar común esté en las mejores condiciones para sobrevivir”, apunta.

María Reina Mena.

“Después del centro hay más limpieza”

De acuerdo con Mena, la reducción de los desechos sólidos se ha reducido. “Desde que el centro comenzó, los agricultores se comprometieron no solo con el proyecto, sino también con ellos mismos para mejorar la forma de producir. Después del centro hay más limpieza, hay más comercio”, subraya. Asimismo, pondera que el interés por la sostenibilidad ambiental a la hora de producir trascienda incluso a las escuelas, ya que ha gestionado a través de AFIPA charlas y conferencias sobre el tema en centros educativos de la zona. Sin embargo, Mena afirma que el centro enfrenta algunos desafíos, como la falta de energía eléctrica y de una compactadora para aprovechar el espacio a la hora de trasladarla a la recicladora.

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