La idea de tener una “mejor vida” y la esperanza de correr con la misma suerte de un viaje anterior, fueron determinantes para que Aneury Antigua Morales, conocido como Brayan, uno de los ocho sobrevivientes de 22 náufragos, decidiera embarcarse de nuevo en un viaje en yola para llegar a la vecina isla de Puerto Rico.

El joven de 30 años y oriundo de la provincia San Francisco de Macorís, hace apropiadamente dos años logró llegar en un viaje ilegal a la “Isla del Encanto”, sin ningún inconveniente, pagando la suma de 250 mil pesos. Pero luego de ocho meses viviendo en Puerto Rico fue detenido por emigración y repatriado a la República Dominicana.

Abrumado por la situación económica y con “la convicción de que el sueño americano era la única opción” para darles mejor calidad de vida a sus tres hijos,  recolectó entre sus familiares 120 mil pesos más y decidió experimentar nueva vez la peligrosa y arriesgada aventura.

El pasado 10 de noviembre pintaba propicio para la nueva aventura. Todo estaba listo para iniciar la travesía. Con esta embarcación que salía desde La Romana, donde iban dos mujeres y 20 hombres, “Brayan” pretendía sellar con “broche de  oro”, la travesía que le permitiría llegar de nuevo a tierra boricua.

Travesía en las aguas del mar Caribe

A medida que iban acercándose más hacia Puerto Rico, faltando aproximadamente cuatro horas para llegar, el agua estaba entrando a la yola. El joven indicó que estaban asustados, pues ya estaban en medio del Canal de la Mona y el bote se llenó completamente de agua”.

“Todo comenzó andar mal después de tener 12 horas en el mar adentro y debido al mal tiempo la embarcación comenzó a llenarse de agua.  Comenzamos a sacar agua y agua pero no hubo forma y la yola se volteó”, narra el joven, quien permaneció tres días en el mar Caribe, guiándose de la salida del sol para nadar en esa dirección  y llegar a tierra.

Detalla que él y otros siete compañeros más no tuvieron más opción que dejar a 14 de sus acompañantes de travesía en el medio del mar debido al estado de deshidratación y hambruna,  y comenzar a nadar con rumbo desconocido.

“Eso fue un milagro de Dios, eso fue Dios que nos metió la mano. Porque nunca vimos un barco, ni helicópteros ni nada, y duramos tres días nadando hasta que salimos por Punta Cana”, contó el joven de 30 años a elCaribe, quien además agregó que están vivos de milagro  porque si hubieran “cogido otro rumbo nunca hubiéramos salido del mar”.

De acuerdo al relato de Brayan, él y un amigo llamado Frank tenían más resistencia que los seis compañeros más que decidieron comenzar a nadar con la esperanza de salir a tierra,  lo que le permitió a ellos salir primero del mar.

Dijo que los demás, horas más tarde lograron salir por otro lado de la zona este del país. Entre los sobrevivientes se encuentran las dos mujeres que iniciaron el viaje ilegal en yola hacia el vecino país Puerto Rico.

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