Cerca de 100 mil personas se movilizan diariamente en el entorno de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, entre estudiantes, profesores, choferes de carros públicos y vendedores, flujo ideal para que proliferen todo tipo de negocios, tanto formales como informales.

Aunque en la actualidad no existen estadísticas del número de establecimientos instalados, hay destinados a servicios estudiantiles como de impresión, fotocopia, ploteo, digitación, venta de libros nuevos y usados y otros a la venta de materiales de las carreras arquitectura e ingeniería.

También están los de comida rápida, farmacias, de reparación y venta de celulares y laptops y bancas de lotería.

Desde tempranas horas de la mañana las inmediaciones de la UASD entre las avenidas Alma Mater, José Contreras y Correa y Cidrón, se vuelven una plaza ambulante, donde carretillas, triciclos y vehículos sirven de stand para los puestos informales de fritura, sándwiches, empanadas, frutas entre otros alimentos. Hay tramos donde se impide el paso libre de los peatones por las aceras.

“Las aceras están ocupadas por los negocios informales, hay que mover esa gente de ahí, pero reubicarlos en un lugar donde no estorben, porque esa gente vive y come de eso”, propuso la estudiante de la UASD Matilde Reyes.

Los estudiantes, que son los mayores usuarios de estos servicios, reconocen que a pesar del caos, se benefician de ello.

“Yo por ejemplo, que estudio ingeniería, me paso el día en la universidad, comer aquí afuera, (en un negocio informal en la Correa y Cidrón), me resulta mucho más barato que ir a un restaurante o una fonda”, comenta Juana Rodríguez a elCaribe.

De acuerdo con datos suministrados por el especialista en indicadores y estadística de la Educación, Ezequiel Valdez y que elCaribe recogió en su edición de ayer, en el año escolar 2016, el 90% de la matrícula de estudiantes universitarios, gastaron como mínimo, unos nueve mil millones de pesos, sólo en pago de pasaje en transporte público, incluido el metro, algún desayuno ligero y algunas fotocopias.

Pero los estudiantes que viajan hasta la capital desde alguna provincia son los que tienen la carga más pesada. Así lo cuenta María Pérez.

“Yo vengo desde Baní donde un pasaje promedio cuesta 100 pesos. Si me dejan en la Tiradentes debo coger otro transporte, si es en el Malecón vengo a pie. Pero si calculo lo que gasto en pasaje, desayuno, comida, ya es un salario” reflexiona la estudiante de medicina.

Su anhelo es que próximo a la casa de estudios, habiliten una residencia decente y digna, donde los estudiantes que no viven en la capital, puedan vivir.

“Aquí no hay facilidad de hospedaje donde podamos estar los que venimos de lejos y las residencias que hay son insalubres, inhumanas. El Estado, si quiere ayudar los jóvenes, debería buscar un espacio próximo a la universidad donde podamos vivir. Sé que hay muchos estudiantes que lo necesitan”, opinó.

Servicios cerca de la UASD son más baratos

Para muchos estudiantes, que hayan tantos negocios de la misma naturaleza, uno al lado del otro, es una ventaja, porque así evitan que los timen.

Esta es una facilidad con la que cuentan los estudiantes de arquitectura e ingeniería, que por la naturaleza misma de la carrera, tienen un gasto elevado de materiales de trabajo. “Si aquí una impresión de un plano me cuesta 100 pesos, en negocios que se dedican a lo mismo, pero próximo a una universidad privada cuesta 300 o 400 pesos. Igual las copias, libros y los materiales de hacer maquetas”, dijo Martha.

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