A propósito de la crisis diplomática entre República Dominicana y Haití, hay un término fundamental que ha sido manejado de manera errónea.
Y es que para el profesor en gestión de agua y exdirector del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (Indrhi), Silvio Carrasco, se ha utilizado incorrectamente la palabra “desvío” o “trasvase” para referirse a las razones de los haitianos para construir el canal. De hecho, la palabra correcta para referirse a tales acciones es “derivación”, que no es más que sacar o separar una parte del todo, o de su origen y principio; como el agua que se saca de un río para una acequia (zanja o canal pequeño que conduce agua, especialmente para el riego).
No es un “desvío” porque el río seguirá su caudal ni es un “trasvase” porque no se va a sacar el agua de un recipiente a otro.
Parecería un simple rejuego de palabras, pero en un arbitraje internacional, donde pinta podría terminar el conflicto, lo primero por establecer es de qué se trata, porque no es lo mismo desviar un río binacional o hacer un trasvase de sus aguas, que construir una zanja o canal para usufructuar el líquido.
El río Dajabón o río Masacre delimita una parte de la frontera entre la República Dominicana y Haití. Esta división entre la parte este y oeste de la isla data de 1776, cuando el gobernador José Solano y Bote y el Conde de Annery deciden fijar este río como frontera, en la parte norte, y el río Pedernales, en la parte sur.