Santiago, R.D.-Corre el tiempo y las elecciones de febrero y mayo del 2024, están cada vez más cerca. Los aspirantes a cargos congresuales y presidenciales accionan intensifican su proselitismo, pero, a juicio de Rodolfo Pou, lo hacen sin presentar propuestas razonables o atractivas para con la diáspora dominicana residente en Los Estados Unidos.

Ante la importancia, cada vez mayor, que juegan los dominicanos y dominicanas residentes en el exterior sobre la estabilidad y desarrollo del país, optamos por consultar a Rodolfo Pou, presidente de Diaspora y Development Foundation en Estados Unidos, quien, además, es co-gestor junto al congresista estadounidense Adriano Espaillat, de la “Primera Agenda Integral de Cooperación y Desarrollo de la Diáspora Dominico-Americana”.

Pou, entró en materia desde que inició nuestro intercambio, enfatizando cómo ningún diputado electo en el pasado o postulándose ahora, ha presentado propuestas serias y acordes con el sentir y necesidades de la comunidad residente en el exterior.

“Es importante que este proceso que se avecina no sea un concurso de popularidad y colores. Estas serán las cuartas elecciones donde escogeremos legisladores y estos ya deben superar el proselitismo y asumir posturas y propuestas de altura. Los derechos y las instituciones que han representado a la diáspora han evolucionado más allá del voto en el extranjero, como fueran los consejos presidenciales, los ‘ultramar’ y ahora el viceministerio INDEX, sin embargo, las políticas de la diáspora aún siguen ausentes”, nos señaló.

Desde el legislativo al ejecutivo, “todo lo propuesto por las entidades que dicen velar en favor de la comunidad dominicana de más de 3 millones que reside fuera del territorio nacional, es miope y se ha quedado corto. No se ha propuesto una visión de inclusión, a pesar de que se ha evidenciado el gran recurso que puede ser la diáspora para el desarrollo del país. Y no es solo ahora, desde siempre, los políticos no pueden ver más allá del clientelismo, el asistencialismo y de dar gracias por las remesas”, indicó el presidente de Diaspora & Development.

El también autor de los libros “Diáspora y Desarrollo Vol. 1 & 2” enfatizó que desarrollar y presentarle al presidente y al pueblo dominicano la Agenda de la Diáspora, fue algo fundamental, porque el estado nunca antes había tenido una carta de ruta sobre qué hacer para con la diáspora dominicana. Desde determinar la transición del rol caritativo que posee la diáspora a uno de inversionista en el país; la Agenda fija muchas más recomendaciones sobre el patrimonio que posee en educación, salud y gobernanza y como puede impactar el país, que lo que pide para sí misma.

Algo en lo que insistió Pou fue en la necesidad de urgentemente naturalizar y cedular a los nacidos fuera del país. “Estamos a veinte años de que el vínculo económico de los que se identifican como dominicanos, comience a diluirse. Ya en Estados Unidos nos avecinamos a un punto donde los nacidos fuera superarán a los nacidos en el territorio dominicano. Y cuando eso suceda, se quebrará el vínculo y se desvanecerá el acceso al patrimonio que representa la diáspora, en lo económico, lo político, lo intelectual y lo cultural. Por eso es determinante que ese proceso sea acelerado, y con ello, una propuesta legislativa que establezca una política nacional sobre la diáspora. Que finalmente se logre una ‘Ley General de la Diáspora’, que, si rinde la necesidad de una estructura o entidad, sea una meramente técnica, más que una cuyo propósito sea el asegurar puestos políticos a la militancia del partido de turno, ni una que sirva para capitalizar cuatro años de dádivas, programitas y repartidera de reconocimientos. Sino un instrumento que trabaje de manera integral y transversal con el resto del estado y los sectores privados en lo cual incide”, finalizó Pou.

Luego de dos años desde que se presentara y difundiera la ‘Agenda de la Diáspora’, la organización que encabeza el arquitecto Pou ha llegado a la conclusión de que el próximo paso es, públicamente comprometer el liderazgo social, político y empresarial de República Dominicana, proponiéndoles la firma de un ‘Pacto por la Diáspora’. Algo estructurado desde la óptica del rol en el que se visualiza la diáspora para con su nación de origen. Un documento que fije el compromiso público de asumir los pasos requeridos para la real inclusión de esta, en el desarrollo de la nación dominicana.

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