Los restos del raso de la Policía José Miguel Guzmán de los Santos, de 22 años, quien falleció el pasado viernes durante adiestramiento en la Escuela de Entrenamientos de Operaciones Especiales, en Manoguayabo, fueron velados y sepultados ayer en el municipio de Arenoso, de San Francisco de Macorís.
El joven, quien era un agente patrullero, asignado a la Dirección de Operaciones Especiales, residía en el Residencial Antonia, en Manoguayabo, con unos familiares desde que era pequeño.
Doña Clara, una vecina cercana de Guzmán de los Santos, lamentó ayer entre lágrimas la repentina muerte del agente, a quien definió como un “muchacho bueno y tranquilo” del que nadie tenía quejas por mal comportamiento.
“Tú le preguntas al pueblo quién era y te van a decir que era alineadito. Cuando yo supe que falleció y me dijeron ‘José Miguel falleció’, yo pegué un grito que todo el mundo salió”, cuenta la señora a un equipo de elCaribe que se trasladó al lugar.
La señora narra que ella recibió una llamada de una tía del fallecido que vive en San Francisco de Macorís, y le pidió investigar sobre el estado del joven, porque le habían informado que estaba mal.
“Yo fui a una clínica cerca de aquí donde lo tenían y cuando lo vi, vine corriendo y la llamé y le dije ‘venga que José Miguel está mal’. Yo no sé decirle de qué murió, porque si le digo, le estuviera mintiendo. Ahora, lo único que sé es que lo vi mal, ya estaba agonizando”, relata.
De acuerdo a la Policía, el miembro de la uniformada falleció mientras realizaba unos ejercicios de instrucción física, de carácter preparatorio, que se realizan diariamente.
El director general de la Policía, Ney Aldrin Bautista Almonte, ordenó que una comisión de médicos investigue el hecho a fin de determinar la causa real de la muerte. El cuerpo del joven fue enviado al Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif) para fines de autopsia y, posteriormente, fue trasladado a San Francisco.
