Sin el último adiós, el dolor desgarra dos veces el alma

No hay despedidas. Solo ausencia, dolor y una soledad inconmensurable. Ese es el cuadro que retrata a las familias que han perdido un ser querido a causa del COVID-19.

La falta de un diagnóstico claro en el acta de defunción impide a muchas familias despedirse de sus seres queridos

No hay despedidas. Solo ausencia, dolor y una soledad inconmensurable. Ese es el cuadro que retrata a las familias que han perdido un ser querido a causa del COVID-19, la pandemia que ya provocó la muerte a 2,704 dominicanos y sigue engrosando su lista negra. No están permitidos”, dispone la orden ministerial que elimina de golpe el ritual funerario, una manifestación relevante de la idiosincrasia del pueblo dominicano.

Que las personas fallecidas por esta enfermedad supongan un riesgo de infección para quienes entren en contacto directo con ellos es la raya que ha marcado la distancia con la posibilidad de manifestarles un último gesto de cariño.

“La disposición final del cadáver con sospecha o confirmación de COVID-19 debe ser inmediata a su deceso; en tal sentido, se le comunicará a la familia que se acelerarán los trámites y que los velatorios no están permitidos”, dispone la orden ministerial que elimina de golpe el ritual funerario, una manifestación relevante de la idiosincrasia del pueblo dominicano.

Impuesto por el Ministerio de Salud Pública, el protocolo se cumple al pie de la letra en la mayoría de las funerarias del país, pero con una carga emocional que no se vislumbró al principio de la pandemia.

“Una de las cosas más tristes que tiene el fallecimiento por COVID-19 es que los familiares no tienen acceso al paciente antes de morir porque primero entra en aislamiento en el hospital y luego, cuando fallece, tampoco se les permite verle a fin de evitar el contagio”, explica Manolo Trinidad Acevedo, presidente de la Funeraria “Tiempo de Paz”.

Aunque informa a los dolientes que solo pueden hacer el traslado del cadáver del centro de salud al cementerio, sin abrir la bolsa donde ha sido embalado ni el ataúd, revela que “hemos tenido inconvenientes muy tristes con algunos familiares que quieren ver a su familiar, como es natural”.

“A veces se preguntan si realmente es su papá, su mamá o su hermano quien va en esa bolsa, pero lo cierto es que no la podemos destapar”, sentencia Trinidad Acevedo, quien ha asistido a numerosas familias en los servicios funerarios de más de 100 fallecidos por coronavirus.

Explica que el diagnóstico asociado al COVID-19 también está vinculado a otras enfermedades. “Por ejemplo, la neumonía, la tuberculosis y las crisis respiratorias son síntomas asociados al COVID-19. Nosotros, lo que hacemos es que a esos fallecidos le damos el tratamiento como si fuera COVID-19”.

Lidiar con el procedimiento establecido para los fallecidos por esta enfermedad también ha sido cuesta arriba para Leidy Rodríguez, gerente de Operaciones de la Funeraria Grupo Memorial Honras Dignas.

“Nosotros vemos el acta de defunción y la evaluamos, antes de determinar para dónde va un caso, si para el cementerio o podemos hacer un velatorio”, indica Rodríguez.

Declaró que, a veces, en los hospitales colocan un diagnóstico que no es COVID-19 en el acta de defunción, pero cuando se relacionan todos los síntomas está claro que es la enfermedad, lo que genera una situación conflictiva con los familiares del fallecido.

Ante esa realidad, que se ha repetido en los últimos meses, la ejecutiva de la funeraria Memorial Honras Dignas, hace un llamado tanto a los hospitales como a las clínicas del país.
“Me gustaría que sean honestos, que cuando vayan a hacer el diagnóstico que sea veraz, o sea que certifiquen que existe posibilidad de COVID-19 porque es muy difícil decirle a una persona: Mira, no podemos hacer el velatorio porque podría tener COVID-19”.

El Grupo Memorial Honras Dignas, que al inicio de la pandemia llegó a trasladar entre 8 y 9 fallecidos por día de los hospitales Moscoso Puello y Ramón de Lara, así como de las clínicas privadas, a diferentes cementerios del país, trabaja todos los casos de afecciones pulmonares como si fueran COVID-19.

Rodríguez indica que se debe tener claro que “estamos manejando sentimientos” y advierte que saber con precisión cuál fue la causa real de la muerte es fundamental para poder preservar la salud de los familiares del fallecido y del personal que ofrece los servicios funerarios. “Las personas, a veces nos dicen: ¡Pero, no tiene Covid! Sin embargo, una neumonía ya es un reflejo de que puede ser un COVID-19. Antes, no teníamos tantas personas que fallecían de neumonía. Entonces, la gente lo que entiende es que nosotros no queremos velarle a su fallecido.
¿Y cómo uno no va a querer, si estamos para servir en ese momento de dolor?”, comenta Rodríguez.

Para las Funerarias Blandino, “lo primero es validar las informaciones descritas en el certificado de defunción del fallecido”.

Virginia Arredondo, presidenta de las Funerarias Blandino, afirma que en numerosas ocasiones ha llamado al médico y a los familiares para esclarecer las condiciones en que murió el paciente.

“Hay que distinguir casos fallecidos por COVID-19 de casos fallecidos por secuelas provocadas por el COVID-19. Es decir, personas que obteniendo ya una PCR negativa, fallecen por neumonía, y enfermedades relacionadas, que se mantienen como efecto pos-COVID-19”, aclara Arredondo.

Desde su perspectiva, la recepción de una PCR negativa es un buen parámetro para decidir si el fallecido puede tener un velatorio en capilla o debe ser llevado de inmediato al cementerio o al crematorio.

Las Directrices para el Manejo, Traslado y Disposición Final de Cadáveres por COVID-19 en la República Dominicana establecen que para los casos de muerte hospitalaria por un presunto cuadro respiratorio no diagnosticado, el prestador de servicios de salud debe realizar la toma de muestras de secreción respiratoria con aspirado nasofaríngeo u orotraqueal, dentro de las primeras 6 horas postmortem, y remitirlas de manera inmediata al Laboratorio Nacional.

Y agregan que “en los casos sin diagnóstico en los cuales se sospecha infección por COVID-19, se hace obligatoria la aplicación de todos los lineamientos de protección y cuidados”.

El protocolo no define cuáles síntomas o características posee un cadáver sospechoso de haber padecido COVID-19. Ahí surge la discrecionalidad del personal médico que, aun teniendo la sospecha de que el fallecido podría haber tenido la enfermedad, no escribe ese diagnóstico de manera literal, limitándose a poner los síntomas verificables, una información que no necesariamente contribuye a la toma de una decisión justa.

Si antes de la pandemia era importante hacer un diagnóstico correcto de la muerte de alguien, ahora lo es más porque podría implicar un dolor adicional para los familiares del fenecido.

Rodríguez explica por qué: “Siempre que pierdes a una persona a la que amas, duele. Pero, lo que más duele es que te priven de poder hacer una despedida. Incluso, eso se nota en el velorio. Si fuiste una persona amorosa, responsable, buena madre, tus hijos y tus amigos te hacen el verdadero honor”.

Virginia Arredondo lo corrobora: “En términos emocionales es más difícil para las familias despedirse de sus seres queridos sin poder tener el rito funerario”. Agrega que independientemente de que sean fallecidos por Covid-19 o no, la pandemia “afecta a las familias porque impone distanciamiento social y limitaciones de horario que les impiden ser acompañados como quisieran serlo”.

Margot Mojica comparte la tristeza de su pérdida

“Mi hermana, Dulce Gladys Mojica, falleció el 11 de agosto del año pasado. Tenía 81 años. Al principio, cuando la sacaron de aquí, pensé que la volvería a ver. La doctora del 9-1-1 me dijo que probablemente era un edema pulmonar.

Ella tenía algunas complicaciones: era diabética, hipertensa y también sufría del corazón. La llevaron al Hospital Moscoso Puello y ahí fue que detectaron que tenía COVID-19. No la volví a ver jamás. Estuvo 14 días interna y nadie pudo visitarla. Cuando murió, nos enteramos a través de los médicos. Quedé muy afectada porque vivíamos una al lado de la otra. Ella vivía sola y yo sola, también. De modo que éramos hermanas y vecinas. Ya usted se imagina lo sola que yo estoy porque la casa aún está vacía”.

REACCIONES
Me gustaría que cuando hacen un acta de defunción, si existe la posibilidad de haber un Covid, no pongan otro diagnóstico”
Leidy Rodríguez
Gerente del grupo Honras Dignas.
En términos emocionales es más difícil para las familias despedirse de sus seres queridos sin poder tener el rito funerario habitual”.
Virginia Arredondo
Presidenta de Funerarias Blandino
El tratamiento de cadáveres debe hacerse observando protocolos para evitar contagios de cualquier enfermedad”.
Manolo Acevedo
Presidente de la Funeraria Tiempo de Paz

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