Vivir la vejez tras las ventanas de un asilo

Apreciar la naturaleza desde la ventana, jugar una partida de dominó o sencillamente hablar de su pasado, es lo que hace que la vida de los ancianos tenga más sentido y sea más llevadera en los asilos.

Los asilos son espacios que fomentan el espíritu de familia, donde cada persona se siente como en su casa.

Apreciar la naturaleza desde la ventana, jugar una partida de dominó o sencillamente hablar de su pasado, es lo que hace que la vida de los ancianos tenga más sentido y sea más llevadera en los asilos.

El peso de los años se aprecia en los surcos que marcan sus caras y en las miradas perdidas como quien recuerda los tiempos de juventud cuando el futuro no era una preocupación.

Doña Norma Then sonríe y, sentada en su silla de ruedas, fija su mirada desde el pasillo hacia la ventana abierta, permitiendo que la brisa fresca juegue con el escaso pelo que corona su cabeza, pero consciente de que el reumatismo, y en gran medida los años, la han inmovilizado.

Con sus 79 años a cuestas, vive en el Hogar de Ancianos San Francisco de Asís del kilómetro 11 1/2 de la carretera Sánchez del Distrito Nacional. Allí contempla cada mañana el jardín que es su aliado para imaginarse un lugar lleno de manglares.

“No tengo familia, mis padres y mis hermanos ya no existen. Pero aquí en el hogar he conseguido hijos espirituales…tengo la familia que no tenía. Me siento vivir bien, por eso digo que tengo 15 años”, narra desde su silla de ruedas.

A pesar de su poca audición, su mayor entretenimiento es mirar televisión y pasarse largas horas viendo el paisaje. “Veo y vivo el panorama, disfruto de él, formo ideas de manglares en el aire. Soy una soñadora de la literatura de vegetales, me encanta la naturaleza, por eso la estoy siempre mirando”.

Cuando decidió ir al hogar, las Hermanitas de los Ancianos Desamparados le dieron la responsabilidad de atender el huerto, y cada mañana lo limpiaba, lo regaba y lo dejaba en condiciones tales que cuando llegaban los visitantes debían fijarse en la obra que sus manos habían adornado con amor y ternura. Hoy solo lo admira y disfruta de su belleza.

Su conexión con Dios se fortalece con la lectura diaria de la Palabra de Dios, a través de la revista Rayo de Luz que cada día la comparte con sus compañeros y con quienes la visitan.

“Cuando vienen a visitarnos, comparto la revista Rayo de Luz con ellos, porque siempre tengo para regalar, de esa manera ellos pueden leer la lectura diaria con su familia. Con esto he conseguido que muchos se congreguen a la iglesia y conozcan más a Dios”, cuenta.

Trabajo de amor

Para las diez hermanitas que trabajan en el hogar con 250 ancianos, este es un espacio donde cada adulto mayor se siente como en su propia casa, tras ofrecerle un servicio desinteresado con amor.

Una sonrisa es el saludo más agradable que puede recibir una persona cuando visita cualquiera de los 36 asilos que hay en el país, pero también puede encontrar rostros tristes por ausencia de su familia, sin embargo este estado de ánimo puede ser manejado por un personal especializado.

Durante el tiempo de espacimiento el juego de dominó es su preferencia.

Comenzar el día

Sor María Emérita Báez, directora del hogar, cuenta que el día de un anciano en el hogar de Ancianos San Francisco de Asís comienza desde las 6:00 de la mañana cuando se levanta y toma un baño, y los que están en condiciones participan de la misa con las hermanas a las 6:30. Una hora más tarde toman el desayuno. El resto de la mañana es dedicado al esparcimiento que se complementa con hacer ejercicios, caminatas, juego de dominó, escuchar música y mirar televisión, hasta que llega la hora del almuerzo, a las 12:00 del mediodía.

En la tarde entran en la misma sintonía de la mañana, hasta la hora de la cena, y luego se retiran a las 7:00 de la noche para descansar.

Un rostro alegre

Purita Grullón, con más de 10 años en el asilo y con 85 años de edad, es una de esas mujeres que, como doña Norma Then, optó por estar en el asilo porque se encontraba sola en su casa y no tenía un familiar que la atendiera.

“Se me ha muerto toda la familia y estaba solita en casa, un día decidí hablar con las monjas para quedarme en el hogar, y aquí estoy. Hoy me siento tranquila y comparto con mis amigos”, narra.

Espacio físico

Los 250 ancianos están ubicados en 6 pabellones: tres de mujeres y tres de hombres. En la primera sala están los que se encuentran en mejores condiciones de salud y los que son de cuidados especiales, como los que tienen Alzheimer o una condición mental. En el segundo nivel están la Unidad de Enfermería y otros ancianos que necesitan otro tipo de cuidado, como medicarse a cierta hora.

Logros de los asilos, de acuerdo al Conape

En un resumen ejecutivo, la directora del Consejo Nacional de la Persona Envejeciente (Conape) Nathalie María, destacó los logros que ha alcanzado durante el año 2017. Expresó que uno de esos logros fue que 186 mil 441 adultos fueron impactados a través de los programas del Conape que incluye servicios de salud, legales, entre otros. Además de que 640 mil envejecientes tienen seguro de salud subsidiado, lo que representa que un 93% de la población pobre adulta mayor del país está cubierto. De acuerdo a la directora del Conape otro punto que se pudo lograr durante el año 2017 fue la creación de las unidades especializadas en violencia contra el adulto mayor en la Procuraduría General de la República (PGR), con más de 9 mil casos resueltos en un 90%, entre otros logros.

Acogida
El hogar de Ancianos San Francisco de Asís ofrece residencia permanente con atención integral y especializada a ancianos de ambos sexos”.

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